Una carroza bajó desde el cantón El Volcán hasta la basílica. / Rosa Fuentes


La feligresía católica de San Miguel recordó el recién pasado fin de semana, el milagro de su patrona, la virgen Reina de la Paz, ocurrido hace 232 años cuando el coloso volcán Chaparrastique hizo erupción.

Los migueleños recuerdan el milagro de “La Bajada”, con procesiones y niños vestidos con trajes típicos. La historia cuenta que el 21 de septiembre de 1787, los campesinos de la villa de San Miguel fueron sorprendidos por una terrible erupción del volcán y los ríos de lava bajaban y amenazaban con acabar todo.

Los aldeanos buscaron refugio en la que entonces era la parroquia y al clamar misericordia y protección del Altísimo, sacaron la imagen de la Reina de la Paz; el clamor fue respondido y a los pocos minutos la hirviente lava dejó de bajar.

La historia añade que ante la mirada incrédula de muchos, en el cielo se formó una nube en forma de palma dorada, de ahí que en agradecimiento por el milagro, los orfebres decidieron hacerle una palma forjada en oro a la Reina de la Paz, que a la fecha aún luce en ocasiones especiales.

“Para nosotros es una hermosa tradición que nos inculcaron nuestros abuelos, padres y ahora nosotros a nuestros hijos”, dijo Andrés Portillo, un fiel católico.

Estas procesiones salen a diario de las diferentes parroquias hasta culminar en la catedral, siendo la última el 21 de noviembre, fecha que se conmemora a la patrona de El Salvador, la Reina de la Paz en el marco de las fiestas patronales de San Miguel.

La misa fue presidida por el obispo Fabio Colindres y asistió el alcalde de San Miguel, Miguel Pereira. La primer procesión salió de la ermita del cantón El Volcán y los vecinos se unieron a la carroza que llevó a la patrona de La Paz.