La Policía Nacional Civil ha decomisado grandes de cantidades de pólvora ilegal durante la temporada. DEM


La ministra de Salud, Ana Orellana, informó ayer que entre el 24 y 28 de diciembre de este año se registraron 101 personas quemadas por pólvora. La cifra incluye siete niños y 52 adultos, que en su mayoría han presentado lesiones graves.

“Hoy no son los niños los más afectados, lo cual nos alegra muchísimo, quiere decir que las familias, así como pasó con el dengue, están adoptando la idea que los niños no deben manipular este tipo de artefactos”, dijo la ministra.
La funcionaria aseguró que son 101 personas lesionadas con pólvora registradas por el Ministerio de Salud (Minsal) y lamentó que la cifra de quemados se haya incrementado entre los adultos, mismos que han sufrido amputaciones de manos y pérdidas de ojos.

“Con los adultos hemos visto lesiones bien, bien graves, amputaciones de mano sobre todo; la mayoría de partes afectadas del cuerpo son cara y miembros superiores”, señaló.

Indicó que las quemaduras fueron provocadas con productos como silbadores y morteros de más de cinco pulgadas, pólvora considera prohibida de acuerdo con la Ley Especial para la Regulación y Control de las Actividades Relativas a la Pirotecnia. Las lesiones también fueron ocasionadas con varas de cohete, según la ministra.

“De estos 101 (lesionados) hay alrededor de unas 30 ó 35 personas que aún siendo atendidas por la gravedad de sus lesiones”, mencionó.

Afirmó que hay un incremento de adultos quemados con pólvora en comparación con 2018. Este año se registran 52 lesionados, mientras que en el anterior fueron 26.

“La diferencia con el año pasado en niños de uno a cuatro años es que fueron ocho (los quemados) y hoy son seis, esto es al 28 (de diciembre), y en menores de un año es uno y uno; el año pasado fue un afectado y hoy también es uno”, detalló.

Sin embargo, el Sistema Nacional de Protección Civil informó ayer, a través de su consolidado preliminar de emergencias, que son 47 niños quemados con pólvora y 53 adultos.

La ministra sostuvo que la atención de personas quemadas representa costos altos para el Minsal y lo consideró como un gasto crónico, porque aseguró que el daño no es solo físico sino también sicológico.

“El proceso de rehabilitación es larguísimo de una persona quemada, amputada o que quedó no vidente, aún de un solo ojo, el proceso de rehabilitación es grande, largo, costoso, es una gran carga para los presupuestos de salud”, destacó.