La morosidad de las empresas y los salvadoreños que gestionan créditos en los bancos del sistema financiero rompió récord en 2019 al colocarse en el nivel más bajo de los últimos 20 años, indican estadísticas de la Asociación Bancaria Salvadoreña (Abansa).

En los últimos 20 años, el sistema financiero se consolidó como de los rubros más dinámicos en El Salvador tras enfrentarse a hitos como la dolarización a inicios de la década de 2000, luego a la crisis financiera internacional de 2008 o el impago de 2017. A pesar esto, los resultados de 2019 muestran que el sistema bancario goza de “solidez y estabilidad” con “liquidez holgada y adecuados indicadores de solvencia”, indicó Abansa.

Uno de los principales indicadores financieros es el nivel de mora, que refleja la calidad de la cartera de créditos vencidos sobre los préstamos brutos, y en 2019 llegó a su más bajo de las últimas dos décadas a 1.76 %, sumó Luz María de Portillo, directora ejecutiva de la gremial.

“Es positivo y muestra la cultura de pago que tiene los usuarios del crédito bancario. Los bancos han sido previsores y han continuado constituyendo reservas de saneamiento por estos niveles de mora”, comentó.

Los datos recopilados por la gremial indican que la mora en 1999 representó el 5.42 %, descendió de manera constante en la siguiente década hasta llegar a un 1.92 % en 2006. Sin embargo, en 2008, año de la crisis financiera internacional, comienza a retraerse esa tendencia y se elevó en 2010 a 3.94 %.

En los siguientes años comienza de decrecer y en 2019 se colocó en 1.76 %, esto equivale a 0.14 puntos menos si se compara con el 1.90 % de 2018. Frente al 5.42 % que representó en 1999, la mora de los créditos bancarios mostró una reducción de 3.66 % en los últimos 20 años.

Esta situación no se aleja de la dinámica de los préstamos mostrada en 2019 con un crecimiento de 5 % al sumar una cartera de créditos de $13,162 millones. Este comportamiento es incluso superior al avance de la economía salvadoreña, cuya proyección es que crezca un 2.3 % al término del año pasado.

Las empresas siguen siendo los grandes solicitadores de préstamos, según Abansa, del total de cartera un 43.6 % se destinó para actividades productivas por $6,090 millones. El crédito de persona representó $4,538.8 millones (un 32.50 %), y la adquisición de viviendas llegó a $2,530.9 millones (el 18.12 %).