Dos motoristas del transporte público de pasajeros fueron detenidos ayer por el delito de “conducción peligrosa”, un eufemismo para decir que uno manejaba con el equivalente al consumo de casi una caja de cervezas y el otro bajo efectos de la cocaína.

Lo triste es que la noticia no es nada extraordinaria. Sucede casi a diario y no solo con motoristas de buses y microbuses. Precisamente ayer la PNC revelaba que un promedio de seis personas han sido detenidas diariamente en lo que va del año, por “conducción peligrosa”.

El Viceministerio de Transporte informaba ayer que detuvieron un conductor de ruta 42B, por manejar en estado de ebriedad con 392 miligramos por decilitro de alcohol en sangre. El caso de Santo Tomás, fue el del conductor de la Ruta A1 que manejaba bajo los efectos de cocaína.

Esto solo se va a solucionar cuando empiece a aplicarse la responsabilidad subsidiaria a los propietarios de las unidades de transporte que contratan a estos borrachos o drogadictos como motoristas. A los transportistas que contratan motoristas borrachos o drogadictos realmente solo les importa el dinero. Si les importaran sus pasajeros o al menos el estado de su unidad, no permitirían esta situación.

Mientras los dueños de las unidades sigan además contratando a motoristas irresponsables que no pagan sus esquelas o que ni siquiera tienen licencias vigentes, estamos condenados a un sistema de transporte inseguro en todo sentido. Si no les importa entregarles sus unidades a ese tipo de gente, evidentemente, insisto, no les importa la gente que transportan.

Es necesario que esto cambie. Los contribuyentes llevamos décadas pagando un subsidio a este sector solo para que veamos que muy poco mejora y que sigue habiendo motoristas en estas lamentables condiciones.