Lamentablemente la corrupción ha permeado gran parte del país y lo hemos visto con el procesamiento a tres expresidentes de la República y docenas de exfuncionarios. Esos son los casos más visibles por su dimensión, montos y por la importancia de los señalados.
Pero de las alcaldías siempre se ha hablado de su falta de transparencia, de una nebulosa administrativa que prevalece en las comunas y que ni la Corte de Cuentas parece detectar pese a sus incontables auditorías. Las alcaldías hacen y deshacen sin mayor supervisión y algunas veces las obras sufren sobreprecios debido a situaciones como las denunciadas en estos dos casos.
Eso demuestra que la transparencia y la rendición de cuentas son absolutamente necesarias para el bien de la administración pública en todas sus instancias. Lejos de limitar el acceso a la información pública, hay que intensificarlo y extenderlo a todos los niveles. Las alcaldías muchas veces ni siquiera publican la información oficiosa más elemental y eso abre una serie de conjeturas.
Las alcaldías necesitan no solo mayor transparencia y buen uso de fondos, también mayor eficiencia a la hora de recaudar los impuestos y tasas municipales, modernizar sus catastros y hacer obra con esos fondos. No se pueden tolerar hechos como los señalados en Zacatecoluca y San Rafael Obrajuelo, ni en ninguna otra comuna.