Se mira a sí misma, hace un movimiento como de modelaje y, mostrando una ligera sonrisa, Rosario Ramos bromea que quedará “figurita” por la dieta que lleva. No se trata de una guía médica, sino, su decisión de reducir la ración de alimentos para que lo poco que hay de “sopa de frijol y maíz”, alcance para el resto de su familia.

Ramos, al igual que los más de seis millones de salvadoreños, recibió la noticia a través de una cadena nacional del presidente Nayib Bukele, la noche del sábado 21 de marzo de 2020, que El Salvador entraba en confinamiento total para frenar los contagios del covid-19. Junto a su pareja y sus dos hijos, incluyendo uno con síndrome de Down, quedaron restringidos a salir de su casa ubicada en el municipio de Candelaria de la Frontera, en Santa Ana, a menos de tres horas en vehículo desde la capital salvadoreña.

La pandemia encontró a miles de familias salvadoreñas sin comida y dinero para comprar reservas, aunque “la verdad es que en el campo siempre pasamos sin dinero”, afirma Ramos que en los últimos 30 años se ha dedicado al cultivo de café.

Rosario Ramos introdujo el cultivo de cacao en su finca para obtener recursos tras la caída del precio del café. La productora lo llama “cultivando para el futuro”. / G.A.


El café tostado nunca faltó, tampoco las frutas que sacaba de su finca. Conforme el confinamiento se extendía y se agotaba la reserva de comida, pusieron una venta de guineos afuera de la casa para sacar dinero que les permitiera comprar azúcar, aceite e internet para conectar a sus hijos a las clases virtuales.

“Había que cuidar la comida y el dinero para los estudios”. “No me quedé sin alimentos”, simplemente “comía menos y me ayudaba para hacerme figura, les decía a mis hijos ‘hoy voy a rebajar, pero ustedes coman”, recuerda entre bromas Ramos.

Sin siquiera darse cuenta, Ramos forma parte del 32 % de la población salvadoreña que en los últimos 12 meses se quedó sin alimentos alguna vez debido a la pandemia del covid-19, según la Encuesta Nacional de Indicadores de Seguridad Alimentaria realizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Ellas, libre que tienen que hacer las labores domésticas, son las últimas en comer. O sea, comen lo último, ni siquiera reservan, más cuando están embarazadas tienen un gran desgaste”.
Cecilia Velazco
Coordinadora de Género e Inclusión Social de la FAO en El Salvador

Rosario Ramos, madre y productora de café en Candelaria de la Frontera. Para pagar los paquetes de datos durante el confinamiento decidió vender frutas en la calle./ G.A.

La atención médica no fue prioridad.


La principal medida que aplicó el Gobierno salvadoreño para contener los contagios fue el confinamiento que duró cinco meses, la décimo cuarentena más larga a nivel mundial, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Fue duro, afirma Nora Hernández, también pequeña caficultura en Candelaria de la Frontera, porque “no había ni vehículos para salir del cantón y como fue de repente no teníamos suficiente alimentos”.

Entre voz cortada, Hernández asegura que se enfrentó a “los meses más duros”. En pleno confinamiento, su hija tuvo complicación al dar a luz y el bebé quedó en cuidados intensivos en el Hospital Nacional de Santa Ana, en su primer mes de vida, pero luego lo trasladaron al Hospital Nacional de Niño Benjamín Bloom – nosocomio para tratar los casos más delicados-, ubicado en San Salvador.

El nieto de Hernádez aún se encuentra hospitalizado en el Bloom esperando que su condición física le permita soportar una operación cerebral.

El municipio se encuentra al occidente de Santa Ana y reporta 121 casos confirmados del covid-19. En esta localidad se cultiva café desde hace 30 años, uno de los sectores en crisis por la baja de precios internacionales. / G.A.


Con poco transporte disponible para movilizarse y las visitas prohibidas, la salvadoreña vivía de las noticias que le llegaban a su celular, también suspendió sus atenciones médicas y destinó el dinero para el mantenimiento de la finca a la compra de comida.

A igual que Hernández, miles de mujeres no pudieron asistir a consultas médicas en 2020 debido a las restricciones por la pandemia. La unidad de salud en Candelaria de la Frontera redujo en más del 45 % sus atenciones a la población femenina de esta localidad, sobre todo en los meses de abril, mayo y junio.

A través de un recurso de información pública, el Ministerio de Salud informó a Diario El Mundo que el año pasado se atendieron 23,835 mujeres en la unidad de salud de Candelaria de la Frontera, la cantidad es 20,135 menos contra los 43,970 de 2019.

La entidad reporta además un incremento en el índice de desnutrición para las mujeres en los primeros cuatro meses del 2021, con un registro a 11 casos cuando en todo 2020 apenas eran cuatro.

Nora Hernández recuerda que su hija tuvo complicaciones al dar a luz a su hijo durante el confinamiento, el bebé fue trasladado al Bloom a la espera de una operación cerebral. /G.A.


“Ahí teníamos la tortilla y la sopita de frijoles, de eso comíamos y le dábamos a los niños”, recuerda Jaqueline Flores, madre y productora menor de 35 años de edad. Flores asegura que nunca se quedaron sin comida, pero quitó el refrigerio a los niños o redujo ciertos alimentos como la leche.

“Llegó un momento en el que ni dormir podía pensando en cómo haría al siguiente día”, enfatiza.

 

Las ruinas dejan los bajos precios del café y la pandemia.


El cultivo de café se volvió en las últimas tres décadas una de las principales actividades agrícolas en Candelaria de la Frontera, un municipio más cerca de Guatemala que de la capital salvadoreña. Denni Linares es madre soltera de dos hijos desde hace seis años cuando enviudó y debe velar por el mantenimiento de una pequeña finca de tres manzanas.

“A veces no alcanzo a entender cómo es que hemos salido adelante. Yo no entiendo cómo es que he hecho porque no tengo recursos” desde que los precios del café comenzaron a caer en 2017. A Linares le tocó enfrentar la crisis de la roya de 2013 que azotó a Centroamérica y redujo la producción de café a la mitad y en los últimos cuatro años, asegura, no ha tenido rentabilidad el cultivo de café.

Linares tuvo que destinar el dinero para el mantenimiento de su finca a la compra de comida y para costear los estudios de uno de sus hijos, de 16 años, decidió poner una tienda de yinas y en las tardes también hace pupusas.

Dennis Linares llegó a creer que “moriría de estrés”. Para 2021, la productora no cree que podrá darle mantenimiento a su finca de café al haber usado sus ahorros en el confinamiento. / G.A.


La productora, que ya se encuentra vacunada contra el covid-19 con la dosis de Sinovac, llegó a pensar que “quizás no íbamos a morir de la pandemia sino del estrés”.

Dos meses después de que se iniciara el confinamiento en 2020, el Gobierno salvadoreño inició su programa de entrega de paquetes alimenticios a través del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). Los recursos utilizados para este subsidio, sin embargo, son investigados por la Corte de Cuentas por irregularidades en la adquisición de los productos.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estima que la pandemia del covid-19 significó un incremento del 6 % en la pobreza en El Salvador y dejó al 36.4 % de su población en este umbral. El porcentaje podría haber sido superior en 38 % si no se hubieran entregado transferencias en 2020.

Pese a la entrega de paquetes, la FAO estima que un millón de salvadoreños podría enfrentarse a una “crisis”, al momento de conseguir sus alimentos mínimos para su sobrevivencia entre junio y agosto de 2021, tanto por la pandemia como por los daños ocasionados por los huracanes Eta e Iota ocurridos en noviembre pasado.

Jaqueline Flores asegura que no podía dormir del estrés. En fase de vacunación contra el covid-19, la productora asegura tener temor de la dosis por los efectos secundarios./ G.A.

Radiografía de Candelaria de la Frontera



  1. Pobreza: en Candelaria de la Frontera, el 27 % de su población vive en pobreza relativa y un 10 % se encuentra en pobreza extrema. La mayor parte con alguna condición de pobreza se localiza en la zona rural, según la FAO.


 

  1. Educación: el municipio al occidente de El Salvador reporta un 10.4 % de analfabetismo. El sexo masculino presenta una tasa de 10.38 % y el femenino una cota de 5.69 %. La deserción de la educación básica total alcanza el 6.1 %.


 

  1. Contagios: el Gobierno reporta que, al 3 de junio de 2021, Candelaria de la Frontera tiene 121 casos confirmados de covid-19 desde que inició la pandemia. Representa 0.53 % de 22,686 salvadoreños que residen en este municipio, según datos del ISDEM.


 

  1. Atención: la Unidad de Salud de Candelaria de la Frontera reporta 51 mujeres con incidencia de anemia y 11 con desnutrición a abril de 2021. Al cierre de 2020 eran 151 y 4, respectivamente.


 

  1. Enfermedades: el Ministerio de Salud reporta que la mayoría de atenciones médicas en el municipio fronterizo corresponde a hipertensión, así como infección de vías urinarias y diabetes.


Este artículo fue escrito y producido como parte de un programa de desarrollo de habilidades mediáticas impartido por la Fundación Thomson Reuters.