Una buena alimentación contribuye a mejorar la concentración, el estado de alerta y la productividad de los niños. / Cortesía


De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves de esta época.

Los anterior se agrava si tomamos en cuenta que los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir con esa condición en la edad adulta, lo que los hace más propensos a padecer enfermedades no transmisibles, como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, en edades tempranas.

De acuerdo con Patricia Vial, gerente de Nutrición, Salud y Bienestar de Nestlé Centroamérica, la buena noticia es que la obesidad y el sobrepeso, así como muchas de las enfermedades asociadas que estas pueden generar son prevenibles con cambios en el estilo de vida familiar. “Los padres de familia somos los responsables de formar buenos hábitos de alimentación en los más pequeños. Prácticas sencillas como parte de la rutina familiar pueden contribuir de forma muy significativa en la salud actual y futura de nuestros hijos”.

La experta, con más de 30 años de experiencia en nutrición y prácticas de estilo de vida saludable, afirma que, además de los beneficios físicos, una buena alimentación contribuye a mejorar la concentración, el estado de alerta y la productividad de su hijo, así como a mantener un sistema inmune más fuerte y reducir el riesgo de contraer enfermedades por virus o bacterias.

En el marco de un nuevo ciclo escolar, Vial le brinda consejos para crear o reforzar buenos hábitos alimentarios sus hijos:

  • Incentivar el consumo de agua en lugar de opciones como refrescos gaseosos o con azúcar añadida.

  • Establecer un horario que incluya las tres comidas principales: desayuno, almuerzo y cena, así como dos meriendas adicionales. Esto permitirá que el niño no llegue con demasiada hambre y coma en exceso en los tiempos de comida.

  • Mantener disponibles opciones de meriendas saludables como frutas frescas o deshidratadas, semillas, palitos de vegetales; entre otros.

  • Involucrar a los niños en la preparación de los alimentos. El mejor método para enseñar buenos hábitos a los pequeños es el ejemplo.

  • Buscar diariamente espacios para una mayor actividad física: En el caso de los niños hacer ejercicio significa jugar y estar activos físicamente. Actividades sencillas y divertidas como andar en bicicleta, pasear el perro o salir a patinar mantienen a los niños activos y van creando en ellos el buen hábito de moverse diariamente.


Patricia Vial, gerente de Nutrición, Salud y Bienestar Nestlé Centroamérica, se enfoca en la importancia de poco a poco reducir de las meriendas escolares para los niños, los alimentos ricos en calorías y pobres en micronutrientes. “Planificar las meriendas en casa siempre será la mejor opción. Los niños, por su corta edad, generalmente carecen de criterio para elegir lo que deben consumir. Por ello, debemos orientarlos en casa a través del ejemplo, para que posteriormente elijan alimentos saludables en la escuela o colegio”, finalizó, Patricia Vial.