Laura Maradiaga, una salvadoreña de 11 años, que había llegado a Estados Unidos con su madre y una hermana huyendo de la violencia de las pandillas en El Salvador, podrá pedir asilo en ese país, luego de una decisión de un juez, que reabrirá su caso.

Después de que llegaron a Estados Unidos, les asignaron su primera cita en la corte para el 2 de febrero, pero el gobierno seguía cerrado en medio de la disputa del presidente Donald Trump con los congresistas para que le aprobaran los fondos para el muro fronterizo. Llegó entonces una nueva cita para el 12 de marzo, pero solo para su madre y su hermana, y aún así las tres se presentaron. El citatorio de Laura no llegó. La única carta que recibieron dirigida a la niña era su orden de deportación.

"La lucha continúa, pero ya no va a ser separadas", dice la madre; Dora Alvarado, durante una rueda de prensa. "Nos sentimos felices porque a pesar de que no ha terminado, todo se va a resolver", agregó.

La abogada de la familia, Silvia Mintz, explica que la familia presentará el 20 de mayo ante una corte de inmigración su caso de asilo. Y aunque por ahora la deportación de Laura fue frenada, dependerá del juez del caso si la madre y sus dos hijas pueden permanecer en Estados Unidos o si serán devueltas a El Salvador. "No significa que estén fuera de peligro de deportación", advierte y explica que la petición de las Maradiaga se sostiene porque pertenecen a un grupo particular que huyó de su país porque en su familia las amenazas se concretaron.

Primero asesinaron al hermano de Dora. Él presenció el homicidio de un amigo cometido por pandilleros de Barrio 18 y luego testificó ante un juez en su contra. Siguieron dos sobrinos y luego, dos más desaparecieron y nunca hallaron sus cuerpos.

La misma pandilla luego acosó a la hermana de Laura, Adamaris, de 15 años. Ella recibió el ultimátum de otro pandillero que le dijo que si no se convertía en su novia, su mamá sufriría las consecuencias. El miedo la paralizó y ya no quiso volver a la escuela ni ir a la tienda o simplemente salir de la casa. Esa situación fue la que terminó de convencer a la madre de que no estaban seguras en casa y que la violencia contra su familia era inminente. Entonces la mujer se dedicó a trabajar y a ahorrar algo dinero para dejarlo todo en El Salvador y comenzar una nueva vida en Estados Unidos.

Con información de Univision