Hay demasiada gente sufriendo en El Salvador por todas las tragedias juntas que hemos estado viviendo. La pandemia, la cuarentena misma, la pérdida de empleos e ingresos, la tormenta tropical y la interminable confrontación política de las últimas semanas.

Hay tragedias que pueden prevenirse con inteligencia y conocimiento científico aplicado como una estrategia seria. Hay desastres naturales que el ser humano no puede controlar y lo único que queda es mitigar sus consecuencias. A las autoridades se les mide por su capacidad de prevenir esos fenómenos naturales y atender los daños. Pero también hay desastres provocados por la mano del hombre por sus malas decisiones y su terquedad en imponer sus decisiones al resto, esto último causa catástrofes económicas y políticas y en nuestra historia, hasta guerras civiles.

La clase política salvadoreña vive en un ciclo interminable de polarización y crispación. No parecen tener interés en detenerse ni arreglar nada. Los ciclos electorales atizan ese discurso de choque que solo ayuda a crear mayor incertidumbre, falta de predictibilidad y profundas divisiones políticas y sociales que dañan la vida de toda la población. Con la pandemia y la tormenta tropical es todavía peor. ¿Entenderán en algún momento eso?