El obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, abogó por una Nicaragua donde impere la justicia, al dejar el martes su cargo para trasladarse a Roma luego de recibir amenazas de muerte en su país.

Báez, un acérrimo crítico del gobierno de Daniel Ortega, expresó antes de viajar su deseo de que Nicaragua "un día llegue a tener una sociedad fundada en la justicia social de donde brote la paz verdadera, donde la pluralidad ideológica no sea un delito".

El religioso, vestido de traje negro, fue despedido en el aeropuerto por un grupo de fieles que lo abrazaban y tomaban fotos, mientras una banda filarmónia entonaba la canción "Amigo", del brasileño Roberto Carlos.

"Me siento triste, llevo el corazón hecho pedazos por el dolor de dejar Nicaragua, pero voy sereno y en paz sabiendo que estoy siempre disponible a de servir a Dios y a la iglesia", dijo Báez.

El Papa Francisco decidió trasladar a Báez al Vaticano tras conocerse que había sido víctima de amenazas de muerte, aunque en algunos círculos políticos, su salida es considerada una forma de exilio para uno de los más duros críticos del gobierno.

Sus críticas se hicieron más visibles tras el estallido de las protestas antigubernamentales de abril del año pasado, cuya represión deja más de 325 muertos, cientos de encarcelados y 62.000 exiliados.