La oposición venezolana busca reactivarse “en todos los terrenos de lucha”, aseguró ayer Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, según información de El País de España.

Guaidó anunció que el Parlamento pedirá la aplicación de un acuerdo militar llamado Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), también conocido como Tratado de Río.

“Tenemos el legítimo derecho de construir las capacidades y alianzas internacionales necesarias para proteger y defender al pueblo y nuestra soberanía”, manifestó a través de las redes sociales.

Ese pacto, que abre la puerta a una intervención extranjera, establece que un ataque contra un país americano “será considerado como un ataque contra todos los países americanos”.

El mecanismo, que según Guaidó permite la defensa de la Constitución frente al régimen, fue aprobado después de la Segunda Guerra Mundial e involucra a una veintena de países, entre ellos Estados Unidos, Brasil, Canadá, Argentina, Colombia o Chile.

México fue el primero en renunciar al tratado en 2002. Venezuela lo abandonó en 2012 junto a Bolivia, Ecuador y Nicaragua.

Ahora Guaidó plantea a la Organización de los Estados Americanos (OEA), que hace diez días reconoció oficialmente a la delegación enviada por la Asamblea Nacional, la reincorporación al pacto.

“La transición es irreversible, pero no existen soluciones mágicas. Tanto el TIAR, como los demás mecanismos que usaremos requerirán aumentar la presión interna y externa”, continuó Guaidó.

“Estar unidos es indispensable para lograr los respaldos que necesitemos y garantizar su éxito”, agregó.

Este mensaje llega dos días después de que la oposición rompiera un letargo de varias semanas con ocasión del Día de la Independencia. Sus simpatizantes salieron de nuevo a la calle el 5 de julio en una manifestación de protesta de varias miles de personas, y que llenó varias manzanas en la avenida Rómulo Gallegos, al este de la ciudad.

Guaidó sigue contando con el apoyo irrestricto de los principales partidos opositores y mantiene un cómodo margen de popularidad y aceptación en todas las encuestas de opinión, con dígitos que sobrepasan el 60%, que lo convierten, con claridad, en el político más popular en la Venezuela actualmente.

Sin embargo, las opciones que le quedan para poder seguir adelantando su empresa se van achicando en este tramo del año, un momento en el cual muchos opositores llegaron a creer que iba a estar consumada la transición.

El malestar militar es notorio, pero Maduro, que acaba de conjurar un nuevo plan para derrocarlo, parece tener, pese al asedio, el control de la situación, y sigue contando con su aparato de inteligencia. El asesinato del capitán de corbeta, Acosta Arévalo, y el crudo informe de Michelle Bachelet dejan a Maduro en clara evidencia y sin cartuchos para defenderse ante el acoso de críticas a su gobierno. El líder bolivariano ha optado por comportarse como si no estuviera sucediendo nada.

Los conocedores del tema militar interpretan que, en esta coyuntura, en medio de los ascensos correspondientes al Día de la Independencia, las aguas conspirativas pueden enfrentarse a un receso. Por otra parte las posibilidades de un acuerdo político provechoso en negociaciones lucen remotas en este momento.

Además, EE.UU. ha dejado claro que las opciones militares no forman parte de sus planes inmediatos.