Un diputado presentó ayer una propuesta para que se reforme la Ley de Transporte, Tránsito y Seguridad Vial, a fin de otorgar a los gestores de tránsito del Viceministerio de Transporte (VMT) la capacidad de imponer esquelas. La intención de la reforma es reforzar el control y el orden al tráfico, pero se requiere algo más que multas para esto.

Un paso positivo que hemos estado viendo en las últimas semanas es que las denuncias que se hacen en redes sociales sobre abusos en el tráfico, del transporte público y de particulares, son respondidas oportunamente por las autoridades. Así vimos cómo el agresor del gestor de Tránsito fue arrestado, y cómo se ha multado a algunos motoristas que hasta suben sus unidades a la acera.

Las multas no bastan, hay que imponer autoridad. Es inconcebible que en este país haya motoristas del sector transporte que deban miles de dólares en esquelas, no tengan licencia de conducir ni el permiso del VMT y todavía sigan siendo contratados para manejar buses y microbuses del transporte público de pasajeros. ¿Por qué? porque nuestro sistema legal es demasiado débil y la PNC no impone suficiente su autoridad para sacarlos de las calles.

La Policía -en general- también tiene que cambiar de actitud ante las violaciones evidentes de tránsito: Ni las patrullas ni los agentes policiales que no son de tránsito, hacen nada cuando las ven, su indiferencia permite mayor impunidad y eso tiene que corregirse.

Si de verdad las autoridades quieren ordenar el tráfico, deberían además, validar el uso de las cámaras para imponer esquelas, como se hace en muchos países del mundo. Eso cambiaría muchas cosas cuando los motoristas más irresponsables empiecen a recibir esas multas por correo en su casa. Ahí será el rechinar de dientes…