La solicitud anual de prórroga al subsidio del transporte público de pasajeros ha llegado nuevamente a la Asamblea Legislativa y seguramente los diputados la van a aprobar sin hacer análisis alguno ni imponer condición de ningún tipo, solo avalarán la entrega del dinero y ya.

Esta es una discusión de todos los años y como todos los años, los únicos beneficiarios de ese subsidio serán los transportistas mismos. Durante las últimas décadas, los usuarios han repetido las mismas quejas de siempre y ningún gobernante o partido político ha tenido la decisión y entereza para atender esos reclamos que ya conocemos: las unidades están deterioradas en lo mecánico y en lo estético, los motoristas carecen -en su mayoría- de las mínimas calificaciones para conducir una unidad que transporta seres humanos y, además, esas mismas unidades son un foco de contaminación ambiental por donde circulan.

Para los que manejamos nuestros vehículos, sabemos también lo frecuente que es que nos lancen sus unidades encima, amenazantes y uno prefiere no discutir porque o los motoristas están armados o algunos incluso drogados. Los dueños de las unidades siguen contratando motoristas sin licencia o con miles de dólares en multas acumuladas.

Durante décadas hemos escuchado promesas de que se mejorará el servicio y no pasa nada. Algunas cooperativas sí lo han hecho, desafortunadamente la minoría. En general, sigue siendo un enorme riesgo subirse a un bus o a un microbús y solo la necesidad obliga a seguir usándolos.

¿Cuántos de los diputados se han subido a un autobús o a un microbús en los últimos cinco años? ¿Cuántos diputados permiten que sus hijos o esposas se trasladen diariamente a sus trabajos o centros escolares en esas unidades? ¿Conocen la realidad del transporte? Ojalá se escucharan voces en la Asamblea defender a los usuarios y no a los transportistas.