Mendoza espera ser enlistado para someterse a diálisis en los pasillos del hospital Rosales. / Krissia Torres


Óscar Mendoza fue diagnosticado con insuficiencia renal hace año y medio y debe hacerse diálisis cada ocho días, es paciente del hospital Rosales de San Salvador, pero para someterse a su tratamiento debe esperar en los pasillos del nosocomio, desde días antes.

“Lo duro es que uno debe estar en cama para que nos pongan en la lista y me hagan la diálisis y mientras no esté en una cama no hay esperanza que me atiendan. Esta colchoneta la conseguí en el baño público, ahí las van a tirar. Yo aquí paso todo el día, aquí duermo y como siempre. Y diga que esta vez tuve suerte porque a veces toca dormir en un pedazo de cartón”, explica Mendoza envuelto en una sábana oscura.

Dice que ya le ha tocado esperar hasta 10 días para someterse a la diálisis, cuando no es ubicado en la lista, a esto le suma que el hospital no le está dando el medicamento y dice, no tiene dinero para comprarlo.

“Prefiero venirme aquí, ya sé a lo que vengo, pero para mí es mejor de todos modos, algún algún día voy a tener que pasar”, explica.

Es albañil, pero por esperar un espacio para la diálisis dice que ha dejado de trabajar. A pesar que vive en San Salvador, dice que gasta hasta $2 en pasajes con su esposa y que para comida debe guardar $5 diarios, que muchas veces son prestados.

La insuficiencia renal se produce cuando los riñones son incapaces de filtrar las toxinas y sustancias que desecha la sangre.

En 2017, el hospital Rosales enfrentó una crisis de insumos médicos para hacer hemodiálisis, y los mismos pacientes tenían que comprarlos.