La investigación alerta que las víctimas luego de ser privadas de libertad, son asesinadas, desmembradas y escondidas en diferentes tumbas clandestinas para obstaculizar las investigaciones y generar altos niveles de impunidad.

Además, los delincuentes están utilizando los manglares y zonas salinas del país para esconder a sus víctimas en cementerios clandestinos y de esa forma propiciar la desintegración de los cuerpos con mayor facilidad y borrar todo tipo de rastro.

El estudio de Fespad analiza 30 casos reportados en el periodo de julio de 2020 y febrero de 2021, en el que se ven involucrados policías y militares como perpetradores; en el que detallan que los cuerpos de las víctimas fueron escondidos en cementerios de pandillas.

En algunos casos, las autoridades han descubierto que los delincuentes, dan mantenimiento a la superficie de las tumbas con siembra de césped, además suelen mover los restos de un lugar a otro para dificultar las investigaciones.

Los investigadores afirmaron que las personas desaparecen luego de ser privadas de libertad en sus hogares, paradas de buses, son sacadas de las empresas, cuando van manejando vehículos.

Una modalidad reciente de las desapariciones que destaca el estudio es que las víctimas sobre todo niñas y adolescentes son privadas de libertad, son llevadas a zonas solitarias donde son ultrajadas sexual, sometidas a todo tipo de torturas y horas o días después son dejadas libres en zonas de pandillas contrarias.