El papa Francisco ora el domingo en la iglesia de San Marcello al Corso en Roma, donde hay un crucifijo considerado milagroso que en 1552 fue llevado en procesión para detener una plaga./AFP


El papa Francisco le pidió a Dios que detenga la epidemia. Así lo confesó en una inusitada entrevista al diario romano La Repubblica, en la que también pide no desperdiciar estos días de aislamiento por el coronavirus.

- Santo Padre, ¿qué pidió cuando fue a rezar a las dos iglesias romanas?, le preguntó el diario italiano.

"Le pedí al Señor que detuviera la epidemia: Señor, detenla con tu mano. Recé por esto", respondió el pontífice.

Francisco sostuvo que "el consuelo debe ser ahora el compromiso de todos".

El papa se dirigió a aquellos que están en primera línea salvando la vida de los enfermos y les agradeció "a los que se dedican de esta manera a los demás. Son un ejemplo de esta sensibilidad hacia lo concreto. Y pido que todos estén cerca de aquellos que han perdido a sus seres queridos y traten de estar cerca de ellos de todas las maneras posibles".

A la pregunta ¿Cómo puede vivir con esperanza frente a estos días alguien que no cree?, el papa argentino respondió: "Todos somos hijos de Dios y estamos bajo su mirada. Incluso aquellos que aún no han encontrado a Dios, aquellos que no tienen el don de la fe, pueden encontrar ahí su camino, en las cosas buenas en las que creen: pueden encontrar la fuerza en el amor a sus hijos, a su familia, a sus hermanos y hermanas. Uno puede decir: "No puedo rezar porque no soy creyente. Pero al mismo tiempo, sin embargo, puede creer en el amor de la gente que le rodea y encontrar allí la esperanza".

No desperdiciar días de encierro

El papa también llamó a "redescubrir lo concreto de las pequeñas cosas, de los pequeños cuidados que hay que tener hacia nuestros allegados, la familia, los amigos. Comprender que en las pequeñas cosas está nuestro tesoro".

"Hay gestos mínimos, que a veces se pierden en el anonimato de la vida cotidiana, gestos de ternura, de afecto, de compasión que, sin embargo, son decisivos, importantes. Por ejemplo, un plato caliente, una caricia, un abrazo, una llamada telefónica... Son gestos familiares de atención a los detalles de cada día que hacen que la vida tenga sentido y que haya comunión y comunicación entre nosotros", subrayó el sucesor de Pedro

El papa llamó a "descubrir una nueva cercanía. Una relación concreta hecha de cuidados y paciencia".

"Muy a menudo las familias, en casa, comen juntas en un gran silencio, pero no es para escucharse mejor unos a otros, sino más bien porque los padres ven la televisión mientras comen, y sus hijos están concentrados en sus teléfonos móviles. Parecen unos monjes aislados unos de otros. Así no hay comunicación; en cambio, escucharnos es importante porque entendemos los problemas de cada uno, sus necesidades, esfuerzos, deseos. Hay un lenguaje hecho de gestos concretos que debe ser salvaguardado. En mi opinión, el dolor de estos días debe abrirnos a lo concreto", subrayó el Papa.

El papa se mostró impresionado por un artículo escrito en La Repubblica por Fabio Fazio sobre las cosas que está aprendiendo estos días.

"En general el hecho de que nuestro comportamiento siempre afecta a la vida de los demás. Tiene razón, por ejemplo, cuando dice: "Se ha hecho evidente que los que no pagan impuestos no sólo cometen un delito, sino un crimen: si faltan camas y aparatos de respiración, también es culpa suya". Esto me impresionó mucho", dijo el jefe de la Iglesia Católica.