Una lesión en las rodillas pudo ser el final de la prometedora carrera de una gimnasta, pero Nina Zamora encontró en el pole fitness una nueva forma de realizar su vocación y pasión como atleta.

El Pole fitness es una disciplina que combina elementos de la danza, yoga y gimnasia. Además, se concibe como un ejercicio completo porque involucra todo el cuerpo desarrollando la resistencia, fuerza en los brazos, espalda, abdomen, ayuda a la flexibilidad y mejora la salud de manera general.

Para Nina fue fácil enamorarse de este deporte mientras estudiaba artes en París, Francia, pues es gimnasta desde los cinco años, conocía como trabajaba su cuerpo y podía aprovechar que en esta práctica sus rodillas no sufrían tanto impacto como en la gimnasia.

Con el tiempo esta atleta se formó en Francia, Nueva York y Buenos Aires y ha obtenido tres certificaciones en la más alta categoría Master que le permite formar instructores en pole fitness.

Zamora, con 28 años, ha logrado obtener primeros lugares y demostrar sus habilidades en competencias de alto nivel como Pole Art France, Pole Expo Las Vegas y Arnold Sports Festival.

Aunque en El Salvador esta disciplina es nueva, en países como México, Argentina, Estados Unidos, Chile y Canadá es deporte federado. Además, por su carácter acrobático y artístico productoras culturales y teatrales como Cirque du Soleil incluyen números del pole. Asimismo, el Comité Olímpico ya reconoció como deporte esta disciplina y está bajo observación para entrar en las olimpiadas 2020.

Con esta inspiración, Nina creó la primera escuela de pole fitness en 2013 y la única generación de instructoras en El Salvador, posteriormente en 2017 creó la nueva escuela Peace and Pole by Nina donde recibe a alumnos de todas las edades, sexo y estilos de vida, pues para practicar esto no es necesario ser atleta o gimnasta, y esto es lo que ha conquistado a todos al ser una práctica inclusiva.

Pero el poder del pole no radica solo en lo físico pues es terapéutico, cada día se logran objetivos diferentes, “mujeres que nunca fueron gimnastas o bailarinas, se dan cuenta que son capaces de hacer muchas cosas que no imaginaban, en las clases se forma una comunidad que celebra los logros de todas, sin envidia”, dice Nina.

El autoestima se mejora, pues nadie se averguenza de su cuerpo; para hacer el pole fitness se necesita de la piel para adherirse al tubo, por tanto se usa short y top, nadie es juzgado.

“Trabajando frente a los espejos del salón comienzas a aceptarte, te ves todo el tiempo, ves tus logros, conoces tu cuerpo y lo quieres no porque cómo se ve, sino por lo que es capaz de lograr, entrar en contacto con tu cuerpo te hace mucho bien”, recalca Nina.