Rosa Delmi Carrillo tiene más de 20 años de hacer antojitos típicos -como pasteles, enchiladas y empanadas-, en la Puerta del Diablo. Carrillo comentó que con el cierre del parque se ha visto muy afectada, ya que por más de un año no ha podido vender y se ha quedado sin trabajo.

“Desde que se ha cerrado ya no trabajo y me toca pasar en la casa, porque ya no hay otro lugar donde poder ir a vender o poner un negocio que sea igual al que se tenía en el lugar”, explicó.

La salvadoreña, madre de dos pequeñas niñas, dijo que aunque las ganancias no eran grandes, sí se podían mantener. Contrario a ahora que no tienen un lugar donde vender sus productos y debe rebuscarse de otra forma para obtener ingresos económicos.

“Uno no puede ponerse a vender a un lugar así porque los turistas no vienen, y como ven que no se puede entrar, ya no suben y eso no sirve de nada”, sumó.