Ninguna de las 14 propuestas de reforma al Sistema de Ahorro de Pensiones (SAP) que estudia la Asamblea Legislativa resuelve el gran problema que presiona los ahorros de los trabajadores: ¿cómo pagar las pensiones de jubilados del sistema público de forma sostenible? y ¿cómo lograr una jubilación digna con tan pocos ahorros?

Una economía con empleo informal, la baja rentabilidad de los ahorros para las pensiones y un salario mínimo precario reducen la posibilidad de retirarse con una compensación “digna”.

El año 2021 es clave: el año de la promesa de una reforma integral y la antesala de las elecciones de diputados del 28 de febrero de 2021.

Los diferentes caminos legislativos parecen dibujar una trampa: los diputados pueden hacerle un guiño a sus electores y aprobar una reforma que ofrezca devoluciones o aumento –aunque pequeño– de su pensión; o bien, puede aprobar una solución financiera tanto a la presión de las pensiones del sistema público como a las bajas pensiones–deuda, cotizaciones, impuesto u otro– y asumir un gran costo político electoral. ¿Cuál será el camino que tomará?