Usted y yo hemos leído de ese brillante salvadoreño, médico y coronel del ejército estadounidense, que ha sido escogido como un futuro astronauta que irá en una nave espacial a Marte, Frank Rubio. Como el Dr. Rubio hay centenares de talentosos salvadoreños que han destacado en todo el mundo en sus profesiones. Conozco la historia de otro joven que es ingeniero en industria espacial y de defensa y he conocido muchos otros más.

Son talentos salvadoreños que han ido a estudiar fuera y se quedaron en el exterior desarrollando sus carreras y sus vidas porque el país les limita sus posibilidades no solo profesionales y laborales, sino también porque ellos comparan y saben que por mucho que quieran a El Salvador, hay demasiados problemas aquí, desde la inseguridad hasta la inestabilidad política.

Es loable que haya una propuesta que se emita una ley que garantice que niños con aptitudes sobresalientes sean atendidos por el Ministerio de Educación, para que no migren con sus talentos a otros países. Eso en el papel suena bien pero mientras no se corrijan los enormes problemas estructurales que tenemos, será difícil que podamos convencer a nuestros jóvenes profesionales que vuelvan al país a desarrollar sus carreras porque se van a frustrar, les vamos a cortar las alas y no se les habrá ayudado.

Ciertamente hay que identificar y atraer talento salvadoreño en el exterior pero es cuesta arriba en un país que a diario expulsa talento porque no puede prometer predictibilidad sobre el mañana.