Por más que la administración Bukele, explique desde sus cuentas de Twitter y las diferentes páginas de internet que son afines a su gestión, que sus prioridades están enfocadas en ayudar a la población y los sectores más vulnerables del país, los hechos son contrario a ello, dado que no fueron capaces de poner en marcha un hospital público que atendiera las necesidades de los salvadoreños afectados por el Covid-19, terminó la cuarentena y el susodicho hospital sigue sin concluirse, más bien parece un monumento a la corrupción debido a las múltiples irregularidades que ya ha señalado la Corte de Cuentas.

Se puede entender que hay retrasos en la construcción de obras públicas, lo cual es aceptable, pero la malicia y las falacias reiteradas más bien son propias de los gobiernos populistas que adormecen con marketing político y Fake news a las mentes incautas que creen sus mentiras por evidentes que sean, digo lo anterior porque el mismo presidente Bukele y el ministro de Obras Públicas anunciaron desde el mes de marzo, cuando arranca la cuarenta y el cierre arbitrario de la economía que harían el hospital más moderno de todo Latinoamérica y que estaría listo para el mes de julio del año en curso.

Sin embargo, ninguna de las dos cosas ocurrió, a pesar que el gobierno del presidente Bukele tuvo a su disposición alrededor de 2,643 millones de dólares en un lapso de 104 días, según lo informó el ex presidente del Banco Central de Reserva, que dicho sea de paso le costó el puesto por haber actuado con honradez e informar a los diputados sobre la disponibilidad con la que contó el gobierno, que viene a desvirtuar la falacia del presidente que “nunca contó con ningún cinco partido por la mitad” durante la cuarentena, por lo tanto los culpables eran los diputados por no tener la conciencia de aprobar los préstamos.

De modo que este actuar denota dos aspectos que vale la pena que los salvadoreños analicemos sin sesgo político. Uno es la incapacidad y deshonestidad con la que ha actuado el gobierno central y, Dos: es posible que las decisiones que tomaron lo hicieron bajo los efecto de la ignorancia o exceso de cinismo, en cualquiera de los casos, en su momento deberán dar cuentas de los abusos de autoridad y la posible comisión de los delitos, dado que tienen con la justicia salvadoreña una gran cantidad de casos de corrupción y compras gubernamentales a precios sobrevaloradas durante la cuarentena.

Que es una de las falencias que han tenido, por decirlo así, me refiero a la negativa del presidente Bukele y sus ministros a dar cuentas de cómo han gastado tantos millones de dólares, es comprensible que no le quieren dar cuentas a los diputados dado el pasado corrupto con los envuelve, pero de ninguna manera lo exime de dar un informe completo al pueblo salvadoreño de cómo se han gastado esos millones de dólares, dado que es muy sospechoso que hace un par de semanas han importado algunos vehículos Ferrari, que podría dar pie a pensar que son de algunos de los ministros comprado con un testaferro.

De manera que las prioridades de la administración Bukele, son contrarias a las necesidades de miles de salvadoreños que han perdido su fuente de ingreso, algunos como emprendedores y otros porque simplemente la empresa donde trabajan quebró, producto de la imprevisión y del cierre arbitrario de la económica sin haber dibujado un plan de contingencia que ofreciera un salvataje económico para el artesano, el comerciante en pequeño o vendedor ambulante, que es uno de los grandes deudas que tiene hasta el día de hoy el presidente Bukele.

Ya que todo lo ofrecido por el gobierno central a los empresarios en pequeño, como los créditos blandos y el pago del 50% de salarios por medio del ISSS, todo ello brilla por su ausencia, pero sí hemos visto las verdaderas prioridades del señor Presidente, por ejemplo, para su gobierno es más importante gastar el dinero de los contribuyentes en crear un medio de comunicación impreso y televisivo que hable muy bien de su gestión que construir un hospital que alivie las necesites del pueblo o apostarle a llevar conectividad a miles de niños y jóvenes que no tienen los recursos para recibir sus clases virtuales.