El icónico Puente de la Torre de Londres festeja su 125º aniversario el domingo celebrando lo que pudo haber sido y no fue: los extraños y extravagantes diseños alternativos que casi se construyen en su lugar.

Reconocible en todo el mundo por sus dos torres góticas bajo las cuales se abre el puente para dejar pasar a los barcos, este monumento es todo un símbolo de la capital británica.

Pero podría haber sido muy diferente.

Este diseño era uno de los 50 que intentaron dar respuesta a la necesidad de un nuevo cruce fluvial que permitiese a los barcos seguir entrando en el que fue el puerto más concurrido del mundo.

"Hubo todo tipo de ideas raras y maravillosas, realmente creativas", explica el responsable del Tower Bridge, Chris Earlie.

"Un diseño que llegó muy lejos fue un puente de mucha altura con largos accesos. Pero se descubrió que los caballos que tiraban de los carros se agotarían antes de llegar a su la alta cima", asegura.

Otros diseños consistían en puentes rotativos, esclusas o túneles.

Finalmente ganó el proyecto presentado por el ingeniero John Wolfe Barry y el arquitecto Horace Jones: un puente que se abre en el centro, con enormes cámaras en los pies de las dos torres para acomodar los contrapesos que se balancean hacia abajo mientras se alzan las dos partes de la pasarela.

Durante este fin de semana del aniversario, se expondrán en el puente algunos de los diseños alternativos para que los peatones puedan admirarlos.

Y actores vestidos con atuendos victorianos deambularán interpretando a los obreros, ingenieros y usuarios de puentes de la época.

Se tardó ocho años en levantar el Puente de la Torre, que fue inaugurado el 30 de junio de 1894 por el futuro rey Eduardo VII y la reina Alejandra.

- Una máquina de vapor disfrazada -
Su construcción costó unos 1,6 millones de libras, que equivalen aproximadamente a 200 millones de libras actuales (250 millones de dólares, 225 millones de euros).

Fue muy criticado por considerarse estilo gótico victoriano como un pastiche, pero pronto se convirtió en un símbolo de la ciudad.

En su primer año, el puente entonces accionado a vapor, se abrió más de 6.000 veces.

Ahora funciona con petróleo y electricidad y se abre unas 850 veces al año, principalmente para los barcos de turismo, que deben avisar con 24 horas de antelación.

El tráfico fluvial tiene prioridad sobre automóviles y peatones y algunos capitanes hacen sus mástiles un poco más altos de lo necesario sólo para que el puente se abra a su paso.

"Todavía no hay nada parecido en el mundo", afirma Earlie sobre esta elaborada máquina de vapor disfrazada de castillo de cuento de hadas. "Es una estructura de acero y hierro que combina tres tipos diferentes de puentes: suspensión, viga y basculante", precisa.

El puente es muy popular entre los turistas británicos y europeos, pero el número de visitantes que más crece son los procedentes de China y Estados Unidos.

Unas 864.652 personas visitaron el interior de la atracción en 2018. El dinero recaudado se destina a la organización benéfica de la City de Londres y suma más de 6 millones de libras al año.

Y el famoso monumento sigue inspirando copias en el mundo: existe una réplica con cuatro torres en la ciudad china de Suzhou y una futura copia se prepara en Filipinas.

El original sigue siendo un ícono en la era de las redes sociales, fondo inevitable de las autofotos en cualquier viaje a Londres.