Una nueva Asamblea Legislativa tomará posesión mañana en una coyuntura diametralmente diferente a la que hemos estado acostumbrados. La ciudadanía dio a Nuevas Ideas una confianza enorme para dirigir el parlamento, en gran medida hartos del comportamiento histórico de los diputados de los partidos tradicionales.

Ese es el principal desafío de los nuevos diputados. Ser diferentes, pero en el sentido positivo. No ser más de lo mismo o como ellos mismos suelen decir “los mismos de siempre”. Eso implica ser una Asamblea más eficiente, más enfocada en resolver los graves problemas nacionales y que renuncien a esa serie de privilegios que costaron tanto dinero a los contribuyentes en las últimas décadas.

La población ciertamente ha puesto todos los huevos en una misma canasta, hablando en materia electoral, pero eso también es un asunto delicado. La ciudadanía salvadoreña ha probado no tener mucha paciencia y es exigente con su clase política. Las decepciones con ARENA y el FMLN fueron causadas por su comportamiento soberbio, por su desprecio a la opinión pública, por sus actos de corrupción, por la desconexión con las necesidades de la gente y porque pasaban demasiado tiempo en una retórica de confrontación que llevó al cansancio, al agotamiento de su modelo político. De esos errores deben aprender los nuevos diputados para no repetirlos.

Igualmente hoy toman posesión los nuevos alcaldes. La población también les demanda honradez, eficiencia, transparencia, priorizar las obras municipales y mejorar los servicios claves para la ciudadanía. En el caso de San Salvador particularmente, los capitalinos esperan una administración municipal que sepa cuidar los recursos, que trabaje con eficiencia por la ciudadanía y que arregle las complejas finanzas municipales, en problemas desde hace décadas.