Para buscar la solución a un problema, no basta con comprender el problema y sus implicaciones actuales, se vuelve necesario establecer el origen, entender ¿qué pasó? Se necesita saber qué sucedió entre la idea original, el diseño primario y lo que actualmente está sucediendo, es urgente establecer si cambios aplicados, procesos no ejecutados o ejecutados erróneamente, si personas o situaciones exógenas no contempladas ejercieron cambios no previstos que llevaron al problema, de lo contrario tratar de resolver lo evidente, buscar solución a la manifestación actual puede ser solo un alivio que funcionará temporalmente hasta que el problema evolucione y reaparezca.

Quizá esto es lo que ha sucedido con el sistema de pensiones, estamos ahora tratando de resolver un problema o exigencia inmediata y evidente: “pensiones más grandes para la gente” “pensiones para más personas” pero si retrocedemos a la propuesta original veremos que de lo proyectado a lo ejecutado hay elementos que distorsionan y cambiaron los resultados, pero es importante conocerlos con claridad para evaluar futuras propuestas de solución. Se nos dice que el actual sistema falló, que debe ser radicalmente cambiado; pero ¿de qué depende realmente una pensión buena según el diseño? Una buena pensión depende de: a) cantidad de años cotizados; b) cantidad de salario final reportado; c) aporte del patrono; d) rentabilidad del fondo general; e) comisión de las AFP por administrar el fondo; f) número de empleados nuevos que entran al sistema. De los seis elementos veamos de quién depende su máximo de eficiencia: en el caso de los años cotizados, depende del ambiente laboral y si el trabajador se insertó o no formalmente, el sistema de pensiones no tiene control sobre esta variable. En el caso de los salarios finales reportados, tampoco, porque eso depende de la calidad del empleado, su preparación, su historial laboral, de sus capacidades y de las capacidades de pago de las empresas para las que laboró, etc… no es el sistema de pensiones el que puede mover esta variable.

Si hablamos del aporte del patrono y del trabajador, este es regulado por la ley y hasta ahora el patrono y empleados han cubierto su parte, por tanto esta variable no es algo que pueda manejar el sistema de pensiones; ahora cuando hablamos del cuarto punto, la rentabilidad, este factor que es el de más incidencia, también está regulado por ley y aquí es donde se definió la tasa Libor; luego que se le prestara al Gobierno y que el Gobierno pagara lo que fuera, se restringió la inversión a solo riesgo nacional, por ende gobierno y no está ligado a una u otra acción directa de las AFP, sino más bien a los gobiernos de turno que han sacado más plata prestada del fondo y pagado el interés que han querido.

El quinto punto que es el de la comisión de las Administradoras, este depende también de la ley y se ha reducido ya en dos ocasiones, por tanto bajarlo o hasta desaparecerlo no tiene un impacto directo y sustantivo en el crecimiento de la pensión; por ultimo, tenemos los nuevos trabajadores entrando al sistema, esto sí afecta directamente al fondo ya que si no aumenta la cantidad de flujo de dinero fresco respecto de los que se van jubilando habrá problemas, el sistema actual laboral solo ha logrado generar unos ocho a 10 mil empleos formales por año, cuando deberían ser unos 50 a 60 mil, pero hay que destacar que tampoco depende del sistema de pensiones el que se genere o no más trabajo formal en el país. Entonces, es importante que de seis elementos, uno atañe directamente a las AFP y es su comisión y tampoco depende de ellos que esta sea lo que es, en términos más claros: no hay posibilidad de pensiones “más grandes” ni tampoco para “más personas” no porque se esté haciendo una mala administración del sistema, sino porque no hay suficiente empleo y tampoco suficiente rentabilidad producto que el gobierno ha pagado poco y no hay más opción que prestarle a ellos.

El sistema de pensiones en su diseño también está supeditado a solo ser de uso de aquellos empleados formales que aportan su cuota; no tiene una visión universal porque no son fondos públicos, son fondos de cada persona dentro del sistema que, apoyados por la cuota patronal, han logrado juntar casi $9 mil millones, pero que serán insuficientes si no es sostenible un ciclo permanente de trabajadores ingresando y saliendo del sistema. Importante es también que a partir de las reformas de hace dos años la pensión, por presión social, se convirtió en vitalicia para todos, agregando un valor importante para el jubilado pero que pone más presión al mismo fondo, que sigue siendo golpeado por circunstancias no de su propio diseño como es la tasa de interés que paga el gobierno y el poco empleo generado en el país.

Si vamos a pensar en pensiones creo que no es suficiente pensar en el problema de hoy, sino analizar las causas, entuertos y decisiones electorales con las que se ha tratado de resolver un problema que no tiene más solución que en dinero y más dinero para poder repartir; por cierto, en ninguna parte del diseño aparece participación del Gobierno, porque los fondos son privados. El gobierno solo los usa y nos paga una miseria por usarlo.