Siempre he tenido serias dudas sobre las llamadas “caravanas migratorias”. Siempre me he preguntado quién o quiénes están detrás de semejante aventura que juega con la necesidad y dignidad de personas pobres, necesitadas de alternativas económicas en estos países nuestros afectados por tanto males.

Por eso me sonó rarísimo lo de la caravana migratoria en Honduras y mucho más raro todavía lo rápido que se volvieron a su país después de una advertencia del presidente guatemalteco. ¿Raro no?

Vamos a partir de que la inmensa mayoría de esos migrantes realmente son gente necesitada, pobre, desempleada, que se han lanzado a una caravana porque no tienen opción en estos países y que no pueden tampoco pagar un traficante de personas. Cualquier persona en la situación desesperada que ellos afrontan se atrevería a una aventura así porque no tienen nada qué perder y más si quienes los incitan les hacen promesas vacías y los engañan.

Yo creo que precisamente de eso se aprovechan los organizadores de esas caravanas. Porque hay organizadores, grupos de Whatsapp y logística, según uno puede concluir en los reportes periodísticos que uno lee.

Entonces, ¿Qué es esto? ¿Obra de traficantes de personas para camuflear entre la caravana a sus clientes? Es posible. ¿Algunos intereses políticos desde Estados Unidos? Es probable, especialmente en tiempos electorales y con el discurso antiinmigratorio en boga en aquel país. ¿Habrá algunos intereses geopolíticos en la región que buscan distraer la problemática local con el eterno problema migratorio? También es posible. Desde la turbulenta Venezuela que maneja muchos hilos en la región, hasta algunos movimientos políticos locales que buscan golpear a algún rival en la región, todo es posible.