La Navidad debe traer consigo los mejores valores y la celebración de una fiesta en familia, llena de felicidad, unión familiar, paz y armonía. Este año ha sido muy difícil en todo sentido y es lo menos que podemos darnos como familias. La pandemia nos ha dejado dolorosas lecciones, separaciones, confinamiento, enfermedad, muerte de seres queridos, pérdida de empleos. Ha sido muy duro para todos.

Pero hoy es Nochebuena y mañana es Navidad, una de las fiestas religiosas más importantes para los pueblos de tradición y fe cristiana: el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, hecho hombre, que vino al mundo para darnos la Salvación.

Desgraciadamente, el consumismo ha opacado la tradición y el valor espiritual de la Navidad, dando paso al Santa Claus comercial y todas sus influencias paganas. Este año tan difícil deberíamos reflexionar que no son los regalos ni el árbol lo que hace esta fecha especial, sino la dicha de poder estar juntos en familia cuando tantos no han podido estar juntos de nuevo.

Es momento también de cuidarnos y evitar aglomeraciones. De ser más responsables para poder disfrutar en familia.

Es momento también de ser más solidarios con los menos favorecidos. Que la llegada del Niño Jesús también sea un momento de oración para lograr entendimientos en un país tan dividido, con una carga de confrontación tan grande y con tantos problemas que resolver. Que el Señor nos traiga la paz y la armonía en esta dolorosa e inútil etapa de confrontación que sufrimos. Que el Niño Jesús nos ayude a hacer nuestro propio milagro. Feliz Navidad a todos.