Más allá del estribillo sin sentido de la mentada “dictadura” del Presidente de La República, que esbozan lacónicamente algunos miembros de la rancia partidocracia, y que viven inventando todos los días una nueva frase para desprestigiar al gobierno, ese grupo pequeñísimo de la población que a pesar de ser minúsculo es bastante ruidoso, hasta el punto de parecer que son más de lo que realmente son.

Más allá de los que se han “montado en ese caballito” del “abominable dictador” para cargar contra el Presidente de La República, con argumentos poco convincentes y hasta ridículos como por ejemplo queriendo decir que no respeta la institucionalidad, ni las sentencias, ni la separación de poderes ni todas las cortapisas y resortes del control del poder interorgánico.

Más allá de todas las “indignaciones”, “rasgaduras de vestidura”, “agravios”, etc., que han expresado los miembros de la rancia partidocracia, lo cierto es que el verdadero conflicto planteado no es entre el órgano ejecutivo y el legislativo, como estos lo han querido hacer ver, sino entre el viejo estamento político partidocrático que ha mantenido sumido este país en el atraso y el subdesarrollo, enpantanado en un mar de corrupción descomunal y que llegó al punto de no tener ningún pudor de negociar con grupos criminales para mantenerse en esa posición de poder, que saben que tienen el odio y el desprecio de la aplastante mayoría de la población, y que saben que irremisiblemente serán despedidos y expulsados demoledoramente de la Asamblea en poco menos de un año; y por otro lado un pueblo sufrido, esquilmado, saqueado y estafado por esta inescrupulosa, aprovechada, insensible y desalmada clase política corrupta.

Un pueblo que se cansó, que despertó y que ahora reclama que esta rancia partidocracia, además de haber pactado con criminales, ahora tiene el descaro de oponerse frontalmente a las medidas que les preservarán la salud y la vida, pues los financistas, esos grupos económicos de poder que ahora ya no se disfrazan y dan la cara abiertamente, están a toda costa tratando de imponer sus intereses por encima de los intereses de la aplastante gran mayoría del país, con la falaz y sofista frase de que: Salud y economía a la vez.

Nadie niega la importancia de la economía en nuestra sociedad, especialmente en una sociedad con una economía tan precaria, una economía casi de supervivencia, del día a día, mayoritariamente cuentapropista, mayoritariamente informal, sí, pero aún y con estas características hay que aceptar que vivimos en un país densamente poblado, particularmente en el área metropolitana del gran San Salvador y del Departamento de la Libertad, un país con una densidad poblacional altísima por kilómetro cuadrado, tierra fértil e idónea para la propagación del virus, aún y con todo y las medidas de prevención, sanitización, distanciamiento social, etc.

Pero volvamos al punto inicial que nos atañe ¿Quiénes están realmente conflictuados? Pues la respuesta es clara, los que están realmente conflictuados son un estamento político pasado, que intentaron mantener un status quo legal y político por muchísimo tiempo, fundamentalmente excluyente de las grandes mayorías empobrecidas de este país, y un gobierno y presidente que por primera vez en la historia de este país, no s “empleado” ni responde automáticamente a los intereses de esos grupos oligárquicos de pode, que han históricamente considerado que este país ha sido su “finca”. Por tanto, hay que estar más que claros cuál es el verdadero conflicto y quienes son los que realmente están conflictuados.

Nos pudiéramos perder fácilmente en el simplismo de decir que el conflicto es entre órganos de estado, pero eso sería una manera muy superficial de entender lo que en realidad está pasando. Si queremos entender realmente las causas del conflicto planteado, debemos sin dudas irnos al conflicto real, que se encuentra en la estructura: Un estamento social con poder económico muy grande acostumbrado a controlar los hilos del poder del Estado para privilegiar sus intereses, una clase política partidocrática fundamentalmente al servicio de tales intereses (y el FMLN desdibujado y deformado cooperando) y un miedo profundo y existencial de esos estamentos de perder poder político, a tal punto que han rebasado límites éticos mínimos en sus actuaciones, en el sentido que aún una crisis tan terrible como la actual pandemia, la han utilizado como una especie de última “tabla de salvación” para sobrevivir políticamente…hasta que llegaron las encuestas. Si a mí me preguntan, se hundirán y morirán en la lucha de los intereses de sus patrocinadores y financistas, aunque eso esté contra los intereses de las mayorías, aunque no llegaran a llegar a la Asamblea nuevamente, pero algo capitalizados saldrán, pues los tiempos que vienen de no vivir de la política serán “duros”…los espero presos!