Jóvenes plagiadas en los alrededores de una universidad, niños secuestrados por aquí y por allá, audios que confirman supuestos casos de coronavirus que son “secreto de Estado” y los mil y un informes confidenciales sobre este o aquel personaje público. ¡Ay las redes sociales!.

Desde el presidente de la República, el fiscal general y el ministro de Seguridad tuvieron que aparecer ayer desmintiendo rumores de Twitter o WhatsApp. Es la modernización o reciclaje del cuento del Niño Feo. ¿Qué es eso del niño feo? Durante los terremotos del 2001 hubo un cuento de que había nacido un niño muy feo justo el día del fenómeno natural y cuando alguien comentó que el niño era muy feo, el bebé supuestamente habló y dijo: “¡Más feo será el otro terremoto que viene!” y habría fallecido inmediatamente.

Por supuesto, el niño feo nunca existió. Era fruto de la imaginación popular pero el cuento se repetía en cada esquina de la ciudad. Es un cuento que han escuchado nuestros abuelos y tatarabuelos por todo Centroamérica y se recicla cada cierto tiempo.

Ahora tenemos redes sociales y se retoman hasta los cuentos que se inventan en otros países, se toman imágenes de un asalto en un túnel de México y dicen que fue en un túnel de Antiguo Cuscatlán. La capacidad de inventiva y de adaptar cuentos es impresionante. El problema es que también es verosímil porque son buenos narradores.

Por eso quiero insistir en el consejo de siempre. Si usted no encuentra una noticia en un medio serio -de los que firmamos las notas con nombres y apellidos y todo mundo sabe quiénes son sus dueños- entonces dude que sea verdad, no importa si lo vio repetido mil veces en Twitter o Facebook o le contaron y enviaron una grabación del hermano del hijo de la que le pone el café al ministro y se ha enterado de un secreto impresionante… muy probablemente sea mentira. El método del niño feo.