Un grupo de intelectuales consultados por Diario El Mundo respaldaron con ciertas mayores o menores distancias la idea expresada esta semana por la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), sobre el respeto que el presidente saliente, Salvador Sánchez Cerén, tuvo hacia el sistema republicano representativo y la alternabilidad democrática, una cláusula pétrea de la Constitución de la República.

El exmagistrado de la Sala de lo Constitucional, Rodolfo González, admite que nunca se supo de intentos de Sánchez Cerén de “quitar la cláusula pétrea de la alternabilidad de la presidencia de la República” y “establecer un sistema monopólico”, pero tampoco cree que ello implique afirmar que el exmandatario haya tenido un compromiso con la democracia.

Para hacer esta afirmación, González advierte que en 2012 Sánchez Cerén era vicepresidente y su partido, el FMLN, intentó obtener el control de la justicia a través del nombramiento del presidente y magistrados de la Sala de lo Constitucional.

“Dada la estructura que tiene el FMLN, es imposible que Sigfrido Reyes haya hecho eso sin el consentimiento de la dirigencia del FMLN. Intentaron llegar a poner magistrados y poner un presidente, desconocer una sentencia de la Sala básicamente con la intención de evitar los controles que en un régimen republicano constitucional, son normales por parte del órgano judicial a los órganos legislativo y ejecutivo”, recuerda.

Ahora reflexiona que el entonces presidente Mauricio Funes, al pretender el control judicial, pudo haber tenido la intención de esconder la corrupción.

Para el presidente de la Fundación para el Desarrollo de las Ciencias Sociales (Fudecso), Héctor Dada Hirezi, el presidente saliente “respetó irrestrictamente” las disposiciones de la Constitución de la República y la autonomía de los poderes del Estado. Opinó que en los gobiernos del FMLN, tanto el de Funes como en el de Sánchez, a pesar de criticar en ocasiones las disposiciones de la Sala de lo Constitucional siempre acataron sus sentencias, a diferencia de las administraciones de Arena.

“Los gobiernos de Arena controlaban a los tres poderes del Estado desde la presidencia ... eso es inconstitucional”, expresó.

Dada Hirezi aclara que Sánchez tuvo muchos desaciertos en su gestión, especialmente por omisión y que en materia de democracia sale “mejor librado”.

Óscar Campos, de la Iniciativa Social para la Democracia (ISD), contrasta la situación de Honduras y Nicaragua con el escenario planteado: el gobierno saliente no interpretó la Carta Magna para favorecerse o cambiar la forma de gobierno republicano representativo, pese a choques que tuvo con la Sala de lo Constitucional o su reiterada ausencia como mandatario.

Para Claudia Umaña Araujo, vicepresidenta de Fusades, Sánchez Cerén no se volcó al FMLN cercano al régimen venezolano y logró “preservación de la democracia”.

Sin embargo, Eduardo Escobar, de Acción Ciudadana (AC), reflexiona que el gobierno saliente nunca expresó que tenía intención de modificar el sistema de gobierno y, si la tenía, no tenía los votos en la Asamblea Legislativa para hacerlo.

“Si usted ve ahí, el FMLN no tenía la correlación suficiente para hacer esa aprobación de 56 votos porque Arena tenía forma de contenerlo con el número de diputados que tenía”, expresa.

Sánchez Cerén entregará este sábado la banda presidencial a Nayib Bukele, el nuevo gobernante de la República de El Salvador.