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La decisión del presidente Donald Trump de recortar la ayuda a los tres países del llamado Triángulo Norte, Honduras, Guatemala y El Salvador, provocó conmoción en la región durante el fin de semana, así como muchísima confusión sobre el impacto que esto podría tener, informó la cadena Univision.


Los expertos encargados de la administración de algunos de los programas afectados expresaron su consternación por la medida sin precedentes, la cual consideran probablemente contraproducente, pues provocará mayores dificultades en Centroamérica y, por consiguiente un desborde aún mayor de migrantes que huirán de la falta de oportunidades y la violencia en sus países.


Aunque la administración Trump alega que los gobiernos de Honduras, Guatemala y El Salvador “no son socios efectivos”, los expertos citan pruebas que muestran el éxito de los programas financiados por EEUU para combatir la violencia de pandillas y crear empleos.


"Muchos de nuestros objetivos son similares a los de la actual administración", dijo a Univision, Ken Baker, director de Glasswing International, una de las oenegés que depende del gobierno estadounidense para el 35% de su financiamiento para los proyectos de educación y salud comunitarios que dirige en los tres países del Triángulo Norte de Centroamérica.

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"Queremos que las personas se queden, se sientan seguras y prosperen en sus propios países. Realmente estamos intentando abordar el problema desde la raíz, donde se encuentra el problema. Una vez que la persona está en la frontera, desde el punto de vista de la política estadounidense, ya es demasiado tarde. El problema está allá abajo", explicó Baker.

Glasswing emplea a 220 personas en la región y cuenta con más de 20,000 estudiantes matriculados en programas extracurriculares en comunidades vulnerables.

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Aunque Trump le dijo a la prensa el viernes que su decisión se relacionaba con aproximadamente $500 millones en fondos del Departamento de Estado aprobados por el Congreso para 2017 y 2018, también canceló al menos otros $200 millones de dólares en fondos para 2019, que el Congreso aprobó a mediados de febrero.

"El recorte de la ayuda no castiga a los gobiernos, castiga a la gente", señaló a la cadena hispana Carlos Hernández, director ejecutivo de la Asociación para una Sociedad Más Justa (ASJ), un grupo de la sociedad civil hondureña que también recibe el 35% de su financiamiento de Estados Unidos.


Hernández sostiene que, debido a la corrupción pública generalizada en Centroamérica, aproximadamente el 90% de la financiación estadounidense se canaliza a través de grupos sin fines de lucro, iglesias y organizaciones privadas, que serán las más afectadas en sus proyectos.

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Solidaridad y política estadounidense

Desde la década de 1940, Estados Unidos ha apoyado con miles de millones de dólares en asistencia exterior a Centroamérica, una de las regiones más pobres, corruptas y violentas del mundo.

según cifras oficiales en la década de 1980, Estados Unidos se involucró en los conflictos civiles que asolaron en la región que se cobraron la vida de 200,000 personas, mientras que millones más se vieron obligadas a abandonar sus hogares, y muchas emigraron a Estados Unidos.

En 2016 un acuerdo bipartidista, conocido como Estrategia de Estados Unidos para Centroamérica, y se aprobó una nueva financiación. Pero, durante los últimos dos años, la administración Trump ha intentado reducir significativamente la ayuda exterior y reenfocarse en las preocupaciones nacionales de Estados Unidos, como la inmigración y el contrabando de drogas.

Y esa decisión "va a tener un efecto muy grande. Esta ayuda es vital para mantener estos países a flote", asegura Adolfo Franco, un republicano exdirector de USAID durante el mandato de George W. Bush. quien advierte que la cancelación de la ayuda "sería como eliminar la seguridad social o el Medicare en Estados Unidos".

"Creo que algunas personas no han estudiado los problemas o no han estado allí y no entienden la verdadera función de la ayuda exterior", agrega el congresista Michael McCaul, un republicano de Texas. McCaul visitó El Salvador con varios colegas el fin de semana, donde se les informó sobre los esfuerzos "exitosos" para reducir la violencia de pandillas mediante la vigilancia comunitaria financiada por Estados Unidos.

"Es muy fácil decir, 'mira, están mandando inmigrantes, así que córtales la ayuda exterior'. El hecho es que… lo que está haciendo la USAID es redirigir a los jóvenes en riesgo hacia la capacitación, la informática, lejos de la MS-13", dijo McCaul.

"Lograr cambios toma tiempo", dijo Baker, un neoyorquino que vive en El Salvador y quien creó Glasswing hace 12 años con su esposa salvadoreña. "Tienes que desarrollar programas en escuelas públicas, generar confianza en las comunidades. "Lo último que quieres hacer es retirarte abruptamente porque eso destruye cualquier confianza que te hayas ganado", dijo.