En El Salvador los fenómenos naturales se convierten en desastres debido a la vulnerabilidad socioambiental que tiene el país. El 90 % del territorio nacional y el 95 % de la población son altamente vulnerables. El país, está ubicado en una zona de alta actividad sísmica y alrededor de 1,970 km2, están expuestos a impactos severos y moderados por inundaciones, 4,040 km2 a diversos tipos de deslizamientos y más de 10,000 tienen posibilidades de ser deteriorados por sequías.

Hoy la zona de desastre es la Biblioteca Nacional: Luego de la tormenta del pasado miércoles, la Biblioteca sufrió daños de inundación, debido al colapso del sistema de tuberías y filtraciones en el techo, lo que llevó a perder documentos históricos resguardados ahí.

La reacción del gobierno saliente ante la emergencia cultural que vive el país es patética: La ministra de Cultura, Silvia Elena Regalado, confirmó hace unos días que no hay presupuesto para el mantenimiento tanto de la Biblioteca Nacional como del Teatro Presidente, que también fue cerrado por los daños de las recientes tormentas.

De la administración Sánchez Cerén ya no se puede esperar nada positivo. Es increíble: El Director de la Biblioteca Nacional, Manlio Argueta, en su preocupación ante el desastre cultural, se ha visto obligado a solicitar ayuda en las redes sociales para comprar material absorbente parecido al papel. ¡Estamos en la calle! Ha dicho.

Las bibliotecas públicas en todo el mundo son importantes recursos educativos y culturales, que sirven para facilitar el acceso al mundo de los libros y revistas a los estudiantes. Además, son un instrumento básico, para los investigadores que buscan información para fundamentar sus estudios. Por estas razones, la mayoría de los países cuidan las bibliotecas nacionales como un tesoro. La Biblioteca Nacional de El Salvador, por el contrario, no es prioridad, está olvidada, y marginada.

En el mundo de la educación, la biblioteca es el corazón de la escuela, es un lugar fundamental para fomentar la lectura, la consulta y la investigación. Asimismo, su espacio se presta para organizar actividades, no solamente del Centro Escolar sino también pueden ser utilizados por la comunidad.

Hay muchos que afirman que la biblioteca está en crisis y que está desfasado el concepto de biblioteca como colección organizada de libros impresos, revistas y otros materiales gráficos, con personal especializado para facilitar servicios a los usuarios y en parte es cierto.

En la sociedad del conocimiento las bibliotecas tienen más tareas que hoy deben ser parte de su quehacer. La biblioteca del siglo XXI es automatizada y ofrece acceso a consultas virtuales. Hoy en muchos casos los materiales no están impresos, están en línea.

Pero, nunca debemos olvidar que la Biblioteca Nacional es la que recoge y reúne la memoria nacional que sirve para que las generaciones del hoy y del mañana tengan claridad de su pasado y aprendan de él.

Hay que sacar adelante a la Biblioteca Nacional, ayudarle a Manlio Argueta a salir de la emergencia, para que pueda recuperar las colecciones de periódicos y libros dañados tras las inundaciones provocadas por las recientes tormentas. Es importante proteger el patrimonio cultural.

En el próximo quinquenio hay que apostarle a una Biblioteca Nacional que sea atractiva para los estudiantes y ciudadanos en general, con más funciones que las tradicionales: fomento de la lectura, acceso al conocimiento, formación permanente, y convertirla en un instrumento de cohesión social y defensa de la cultura nacional. En definitiva, la Biblioteca Nacional tiene que convertirse en el corazón del Centro Histórico de San Salvador.

Pero transformar el modelo de biblioteca pública difícilmente tendrá éxito si no va acompañado de un cambio decidido de pensamiento en las nuevas autoridades de la cultura del país y se cuente con un presupuesto adecuado.

Además de un lugar para leer la Biblioteca Nacional debe ser un lugar donde muchas personas encuentren un espacio donde realizar tareas en equipo que no pueden hacer en otros lugares como estudiar en grupo, aprender idiomas, ver películas y comentarlas en común, escuchar un concierto, aprender algo nuevo y construir relaciones de comunidad.

Hoy, mucha información está disponible a través de internet, es cierto, pero lo que no puede ofrecernos la computación, es un lugar donde relacionarnos cara a cara, donde reunirnos y donde convivir, donde proyectarnos como personas y cooperar entre nosotros y ser mejores ciudadanos.