La vida de las tres becarias salvadoreñas en Wuhan sigue en la rutina del coronavirus: confinadas en la residencia universitaria, tratando de darse ánimos entre los estudiantes extranjeros y con la preocupación de lo que sucede alrededor.

La cancillería salvadoreña ha estado pendiente de ellas e incluso han hablado la posibilidad de evacuarlas a otra provincia china.

“Al parecer ya nos estamos acostumbrando a este estilo de vida”, dice Rebeca Castrillo, en una conversación con Diario El Mundo desde Wuhan.

“Pero tratamos de animarnos entre todos”, agrega. Los estudiantes extranjeros se reú­nen dentro de la residencia universitaria para conversar ya que, salvo a comprar alimentos, no salen para nada a la calle.

“Hablamos de planes a futuro, de cosas que tenemos en común, hablamos de las costumbres que tenemos en nuestros países. Siempre hay una que otra pequeña broma para animar el rato”, afirma Rebeca.

“En lo personal yo soy un libro abierto, hablo de cualquier tema”, agrega.

Pese a todo, Rebeca, de 23 años y originaria de San Salvador, parece sostenida de su fe cristiana. “Gracias a Dios mis compañeras y yo estamos bien”, asegura.

-¿Y se afligen?- preguntamos.

- “Así es, dejaríamos de ser humanos si en algún momento no sentimos preocupación”, agrega Rebeca.

 

¿Evacuación?

Rebeca cuenta que personal del Ministerio de Relaciones de El Salvador ha estado en comunicación con ella y sus dos compañeras en Wuhan, Daniela López y Sussy Melgar.

“Tuvimos contacto con el ministerio de Relaciones Exteriores y se abordó el tema de evacuación hacia otra provincia de China”, explicó Rebeca, pero aún no hay detalles de esa posibilidad.

Lo que sí ha mejorado en Wuhan es el abastecimiento de alimentos, una preocupación latente para las jóvenes salvadoreñas.

El miércoles Rebeca fue a hacer su última compra de comida. “Gracias a Dios conseguí alimentos hasta como para el día martes”, relata.

Rebeca tuvo que ir a un supermercado que está a unos 30 minutos de la universidad, las calles casi vacías.

“Se veía un poco más de personas transitando, pero no se compara a la cantidad de personas que circulan en Wuhan en tiempo normal”, explica.

La joven asegura que el supermercado, de tres pisos, estaba bastante abastecido. La mañana del viernes les avisaron que uno de los supermercados que está dentro de la universidad empezó a laborar de las 10 de la mañana hasta las cinco de la tarde, al igual que algunas de las cafeterías que están dentro de las instalaciones.

“En el supermercado al que fui el miércoles conseguí spaghetti, así que los cociné con un poco de pollo, también cociné un poco de picadillo de verdura”, relata.

Y luego parece confortarse: “Gracias a Dios en la mitad de esta semana hemos podido comer mejor que las anteriores”.

 

Solidaridad

Además de la cancillería salvadoreña, Rebeca y sus compañeros han estado recibiendo apoyo moral de sus compatriotas becarios en China y de sus profesores chinos en Wuhan.

“Mis demás compatriotas también están preocupados por la situación del país y también han mostrado condescendencia con nosotras, tratan la manera de apoyarnos emocionalmente”, afirma.

Los profesores chinos se comunican con ellas a través de Wechat (el WhatsApp chino) “se contactan con nosotros para saber cómo estamos, recalcar las recomendaciones y también compartir noticias del coronavirus”, cuenta Rebeca.

 

Apoyo de cancillería

No solo las becarias salvadoreñas en Wuhan han estado recibiendo atención de la cancillería salvadoreña, los estudiantes en Beijing y otras provincias han estado recibiendo llamadas y mensajes del Ministerio de Relaciones Exteriores para preguntar por su situación.

Según Ignacio Jovel, becario salvadoreño en Beijing, la cancillería les ha ofrecido ayuda con alimentos, guantes y mascarillas.

Jovel desmintió versiones de medios salvadoreños de que serían evacuados de China.