En enero de 2015, el entonces presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén, afirmaba que su Gobierno no negociaba con pandillas, “porque eso está al margen de la ley”; sin embargo, unos años antes, durante su campaña presidencial, autorizó a dos de sus diputados, Arístides Valencia y Benito Lara, para que se sentaran a negociar votos para su elección con las maras.

“El partido sabe que estamos reunidos con ustedes, además el profesor Sánchez Cerén dio la autorización para que nos reuniéramos con ustedes”, confesó Valencia a“Chafa”, un pandillero del barrio 18, que lo increpó en una de las reuniones.

Valencia les había dicho que no todo el partido sabía de las reuniones con ellos, pero sí los que “tenían que decidir como el señor Sánchez Cerén y otros altos dirigentes”.

Dicha reunión ocurrió en enero de 2014, días antes de las elecciones presidenciales, donde participaban en contienda, el profesor Sánchez y Norman Quijano, por el partido Arena.

La reunión ocurrió en la iglesia Anglicana de la colonia Flor Blanca, ahí los pandilleros exigieron a los dos diputados del FMLN no perder el tiempo en ofrecimientos de proyecto, sino hablar claro: Votos para llevar al partido de izquierda a su segundo mandato en el Ejecutivo.

Este relato forma parte de las revelaciones que el testigo criteriado clave “Noé”, un pandillero de la MS-13, hizo a la Fiscalía General de la República y que constan en la acusación fiscal en contra de siete personas acusadas de agrupaciones ilícitas y fraude electoral.

Según ese documento, los pandilleros tenían claro el poder para incidir en las elecciones presidenciales, porque no era la primera vez que lo hacían; el documento fiscal dice que también hubo negociaciones previo a 2009 para lograr que Mauricio Funes llegara a la presidencia de la República.

“A cambio de los beneficios relacionados, las pandillas MS, 18 revolucionarios y 18 sureños, se comprometieron a dar todo el respaldo electoral (votos) al partido FMLN” dice el requerimiento y agrega: “El apoyo que las pandillas le dieron a dicho gobierno propició, entre otras circunstancias, que el FMLN llegara al poder, ya que dicho partido político ganó en primera vuelta, llegando a la presidencia el señor Mauricio Funes”.

 

Saludos

Corría el mes de enero de 2014, a pocos días de las elecciones presidenciales que definirían el rumbo del país desde junio de ese año, hasta mayo de 2019.

A las 6:30 de la tarde, el pandillero “Digboy” recibió una llamada de parte de Wilson Alvarado, quien era el enlace entre las pandillas y el FMLN, para acordar una reunión con ellos, en la parroquia Anglicana, en la colonia Flor Blanca de San Salvador.

Los pandilleros habían esperado esa reunión para presentar las peticiones al FMLN, a cambio de darles su apoyo en los comicios presidenciales.

Los pandilleros fueron recibidos por Alvarado y el obispo de la iglesia anglicana, Martín Barahona, y a eso de las 9:00 p.m., también llegaron los entonces diputados del FMLN, Arístides Valencia y Benito Lara.

El requerimiento fiscal presentado en el Juzgado Segundo de Paz de San Salvador, en contra de ocho personas por los delitos de agrupaciones ilícitas y fraude electoral dice: “Iniciando la reunión en la cual el señor Arístides Valencia les dijo que les mandaba un abrazo y saludos el profe, refiriéndose a (Salvador) Sánchez Cerén”.

 

Las peticiones

Bajo la asesoría de Raúl Mijango, los pandilleros habían acordado pedirle al FMLN que sus dirigentes, José Luis Merino y Medardo González estuvieran siempre en las reu­niones, que no se hicieran traslados hacia el penal de máxima seguridad en Zacatecoluca, además que les dieran “solvencia económica” a los pandilleros que se habían denominado “gestores de paz”, es decir, los que presidían las reuniones con políticos.

También pedían que no se les persiguiera y que el entonces ministro de Seguridad, Ricardo Perdomo, “se controlara”, porque había ordenado a la Policía Nacional Civil, “acosarlos”.

También habían acordado pedir un documento firmado “a los señores del FMLN”, donde aceptaran sus compromisos y que se tomara en cuenta en las reuniones a Raúl Mijango y al obispo Fabio Colindres.

En una de las reuniones donde los pandilleros “El Chivo de Centrales”, “El Donky”, “El Chory”, “Chafa”, “El Weekend”, “El Cisco de Teclas”, “D-boy”, “El Cruger”, “El Little Triste de Park View Locos”, “El Necio” clave “Noé” y clave Salomón sostuvieron con Arístides Valencia y Benito Lara, estos aceptaron que no habría más traslados a Zacatecoluca, a menos que las pandillas atentaran contra algún miembro de la policía.

Este acuerdo se rompió cuando el FMLN ya estaba en el poder y en febrero de 2015, los pandilleros amenazaron con romper el diálogo, debido a que el Gobierno había trasladado a los jefes de las maras al penal de máxima seguridad, en Zacatecoluca.

Para apaciguarlos, el FMLN envió al entonces viceministro de Educación, Francisco Castaneda, quien les explicó que se trataba de una medida momentánea y que cuatro meses después sacarían a los cabecillas de pandillas a otros penales de mediana seguridad.

Castaneda les dijo a los mareros que el movimiento había obedecido a una petición de Estados Unidos para mantener el compromiso de Fomilenio.

 

Peticiones de las pandillas al FMLN

 

Los pandilleros

pidieron al FMLN que sus representantes políticos, incluídos José Luis Merino y Medardo González, estuvieran en las reuniones y les firmaran un documento aceptando las peticiones.

 

Acordaron

Mantener a jefes de pandillas en penales de mediana seguridad y no trasladarlos a Zacatecoluca. El FMLN dijo que lo cumpliría a menos que atentaran contra policías.

 

No persecución

Fue otra de las peticiones de los mareros al FMLN, además de “controlar” al entonces ministro de Seguridad, Ricardo Perdomo, quien estaba ordenando a la policía “acosarlos”.