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Muchos jóvenes alrededor del mundo darían lo que fuera por dedicar su vida al que es el deporte más popular de todos: el fútbol; sin embargo existe un caso particular que involucra a un seleccionado del equipo de Suecia sub-23 que participó en los Juegos Olímpicos Río 2016, se trata de Simon Tibbling.

"Comencé a jugar al fútbol a los 6 años en un pequeño club llamado Grödinge SK, pero no me pareció nada divertido. Quise dejarlo en el primer entrenamiento" afirma el sueco, y es que Tibbling no era tan aficionado al fútbol, no lo veía ni siquiera como un pasatiempo, pero hubo algo que lo convenció, y no fue precisamente el amor al deporte.

“Mi madre insistió para que siguiera. Sin embargo, yo no quería, hasta que ella me propuso un trato: 'si vas al entrenamiento te compro dos paquetes de cartas Pokémon'. Yo las coleccionaba y eso bastó para convencerme de continuar en el fútbol" explica el joven jugador.

Lo que en un principio no llamaba la atención de Tibbling, terminó convirtiéndose en algo que le ha regalado tanto, y es que luego de ser invitado a un curso organizado por el IF Brommapojkarna, el centro de formación de referencia en Suecia. Llamar la atención del Djurgårdens IF, uno del los mejores clubes de la liga sueca, estar en el Blåränderna y finalmente dar el salto al Groningen de la Eredivise holandesa, Simon Tibbling ha hecho méritos para representar a su nación en selecciones inferiores.

Participo con Suecia en la Eurocopa Sub -21 y el triunfo de su equipo obtenido en la final ante Portugal levanto grandes expectativas sobre su participación en Rio 2016, no obstante, tras empatar con Colombia (2-2) y perder con Nigeria (0-1) y Japón (1-0) los suecos terminaron eliminados en la fase de grupos.

A pesar de ello, Tibbling será recordado en estos Juegos Olímpicos, y en todas las competiciones de las que haya participado y vaya a participar, no solamente por su buen manejo del balón, sino también porque Pokémon cambió su vida para siempre.