Imágenes contrapuestas de San Salvador. Dos tiempos diferentes bajo la iniciativa Sivaresque.


El investigador de patrimonio arquitectónico y creador de Sivaresque, Dylan Magaña, señala que el proyecto es una propuesta que busca la dignificación de los bienes culturales y patrimoniales, el rescate de la memoria histórica a través de la intervención digital a postales, y que el contenido que presenta, sirva de análisis para la revitalización de las ciudades.

La documentación del patrimonio arquitectónico inició hace 10 años, sin embargo, desde 2017, Magaña empezó a difundir en redes sociales los resultados del proyecto. Sivaresque rescata contenido arquitectónico sobre todo desde finales del siglo XIX hasta mediados del Siglo XX.

‘’Trabajar dentro de la linea de tiempo de 1890 a 1950 me obligó a realizar una investigación exhaustiva y recopilación de datos, tanto en archivos familiares, entrevistando, asesorándome con expertos, consultando periódicos y publicaciones de la época, y lo más importante: el ejercicio de trabajo de campo’’, señala.

Para trabajar en este proyecto, Magaña se apoya de fuentes como Gustavo Herodier y su libro “San Salvador, el esplendor de una ciudad”, que es el único que había hecho reconocimiento en las cuadras de San Salvador.

Sivaresque nació hace una década y se difunde en redes sociales.


“Entonces solo ahí estaba toda esta recolección de postales que yo las tomo, y empiezo a hacer esa combinación digital, él, personalmente me dijo ¡yo no había visto esto! Había visto foto aquí, foto aquí, pero no la fusión de ambas y que encajaran, porque como fotógrafo sabes que vas a mover un poco hacia arriba o hacia abajo y te salen contrapicado y pierdes el ángulo del edificio”, cuenta Magaña.

‘’Las composiciones digitales son todo un desafío: hay que situarse en el punto exacto , mover la cámara un centímetro echaría a perder el ángulo. El proceso sugiere cierta destreza, también tomando en cuenta que no hay mucho espacio para hacerlo en la calle, que el edificio ya no existe y luego de tomar al fotografía llevarla a la computadora a trabajar la parte digital’’, relata. .

El banco de imágenes que ha logrado obtener asciende a las 15 mil, y que no ha sido un trabajo fácil. Afirma que para obtener un buen trabajo, el proceso es que primero hay un estudio, una ficha técnica de inmuebles. Luego empieza el reconocimiento, el trabajo de campo, dice Magaña.

Agrega que este proyecto es una propuesta para transformar, “es una propuesta de revitalizar, no a partir tanto de la fotografía, porque no sólo toma la foto desde aquí, sino que los traigo al Centro y que vayamos a esos espacios, no simplemente hablar. Si no, veamos esta vía, veamos este techo, vemos los materiales. Se puede volver a restaurar”, matiza.

Imágenes como esta forman parte de la iniciativa Sivaresque de Dylan Magaña.


La inspiración.

Dylan Magaña cuenta que la inspiración de la que nace Sivaresque, “surge al conocer el trabajo del fotógrafo más prolífico que ha conocido El Salvador: Aníbal Salazar (1889-1957)”, expresa.

Para Magaña, el desarrollo de esta propuesta tiene como base la búsqueda definitiva por documentar en el contexto arquitectónico, y crear un inventario de inmuebles junto con la investigación sobre la historia de cada predio dentro de las más de 200 manzanas que componen el Centro Histórico en San Salvador.

Actualmente, el contenido es difundido a través de redes sociales, también, ha realizado charlas educativas y guías en lugares icónicos del país.

Sivaresque no solamente es un trabajo en el Centro de San Salvador, si no que rescata aspectos valiosos en diferentes puntos de El Salvador.

Dylan Magaña dice que su inspiración viene del fotógrado Aníbal Salazar, fallecido en 1957.


“No sólo difundo la época de los años 20 donde San Salvador fue una ciudad cosmopolita, porque eso genera una confrontación con la ciudad actual, esteticamente, y se suele leer ‘era mejor antes’. La prioridad gira en torno a las casas de lámina troquelada y madera que están en estado de riesgo, es necesario que en las fotografías podamos evaluarlas y así sean consideradas para formar parte del inventario de Bienes Culturales. Difundiendo damos su valor”, cuenta.

Magaña asegura que la fotografía arquitectónica ha visibilizado los ángulos menos explorados y los detalles que para muchas personas no eran accesibles: “Para mí no tiene sentido simplemente registrar por acumular, hay que sensibilizar, proteger y activar estos lugares, colaborar para que futuros arquitectos tengan una mejor lectura para la restauración adecuada de estas casas centenarias”, comentó .