La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP) solicitaron a la comunidad internacional $72 millones para brindar asistencia alimentaria a más de 700 mil personas afectadas en el Corredor Seco.

El Corredor Seco va desde la costa pacífica de Chiapas en México, hasta el oeste de Costa Rica y provincias occidentales de Panamá, donde los países más vulnerables y expuestos a la sequía son: Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua.

Según la FAO, los fondos serán utilizados para asistencia alimentaria urgente, crear y rehabilitar activos productivos, diversificar las fuentes de ingreso de los agricultores, establecer sistemas de protección social y fortalecer su resiliencia ante los efectos del clima.

El director regional del WFP, Miguel Barreto dijo que los agricultores este mes, están comenzando a sembrar y que muchos de ellos, no tienen reservas de alimentos, por lo que podrían perder sus cosechas nuevamente.

“Si no les apoyamos ya, el período de escasez de alimentos de los próximos meses podría ser particularmente duro para ellos y especialmente para los más vulnerables, entre ellos niñas y niños, con el consecuente deterioro de su condición nutricional”, indicó Barreto.

A mediados de febrero de este año, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos anunció la aparición del fenómeno de El Niño, que podría prolongarse hasta octubre, con una alta probabilidad de afectar la siembra de granos básicos de la primera siembra.

Según la Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Campo), el ciclo agrícola del año pasado concluyó con 19.5 millones de quintales de granos básicos, equivalente a una caída del 20 % respecto al período 2017/2018 a consecuencia de la sequía severa y el exceso de lluvia de octubre de 2018.

La FAO y el WFP recomiendan informar a los agricultores que tomen en cuenta esta condición para que sus cosechas no sufran los impactos del retraso de la temporada lluviosa, tomando medidas como el reemplazo de cultivos exigentes en agua por sorgo, maicillo y tubérculos o la siembra de variedades precoces de ciclo corto con las primeras lluvias en las zonas más secas.