El pasado 29 de octubre, será recordado como un día de gran tristeza para el país, debido a que una corriente de lodo y escombros que se desprendió del norte del volcán de San Salvador, afectó directamente a los pobladores del caserío Los Angelitos II en Nejapa, en la que murieron varios compatriotas entre ellos ancianos y niños. Evidentemente nadie puede entender el dolor y sufrimiento de la tragedia, únicamente los parientes que les sobreviven a las víctimas, de modo que elevamos una oración al Señor Jesucristo para que consuele a cada familia afectada y pueda fortalecer en medio de la necesidad.

En una ocasión, Marta la hermana de Lázaro que llevada cuatro días de muerto dijo a Jesús: “Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:21-25). De manera que de esta tragedia que cobro la vida de varios compatriotas, se debe aprender una serie de situaciones que deberemos poner en practica como nación.

Primero debemos poner nuestras vidas en las manos del Señor Jesucristo, para que el día que nos toque partir de esta tierra lo hagamos en paz con todos y estando a cuentas con el creador, ya que el día y la hora de la partida es incierta, segundo tenemos que aprender amarnos unos a otros, dado que se ve mal que en medio de una tragedia como esta, los políticos que ahora detentan el poder aprovechen la coyuntura para sacarse fotografías y hacer la pantomima que están rescatando víctimas, cuando todos sabemos que los verdaderos héroes y anónimos son los cientos de nejapenses que estuvieron ahí ayudando desde el primer momento.

Igual ocurre con los bomberos y los diferentes cuerpos de socorro como Cruz Verde y el resto de instituciones altruistas que se dedican ayudar en este tipo de desastres naturales, un ejemplo de ello son los siete socorristas que residen en San Miguel, que al enterarse de lo sucedido en el municipio de Nejapa, no quisieron quedarse sin ayudar durante la tragedia, estos son las personas que verdaderamente esta dispuestas a dar su vida por el prójimo sin buscar una fotografía, ni lo hacen un por un salario, ni ayudan para obtener fama en las redes sociales, ni tampoco se enlodan la cara para llevar un caudal de votantes a su favor.

Es decir que toda obra que se hace con el objetivo de ser visto por los demás, no pasa de ser un mero fariseísmo, el Señor Jesucristo dijo; “Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Mateo 6:3-4). En consecuencia, debemos de aprender a ser solidarios con los menos favorecidos, ahora es momento de hacer a un lado las cámaras, la fama, las fotografías, las ideologías y olvidar que se está en campaña electoral y ver como se coadyuva para reconstruir los hogares de nuestros hermanos en Nejapa.

En estos días que El Salvador y otros países como Honduras y Nicaragua que ya han sido azotados por el huracán, es necesario que estemos unidos y alertas para ofrecer nuestros talentos y recursos a otros compatriotas que ahora sufren los embates de la tormenta, por lo tanto, el gobierno central, junto a las municipalidades y la sociedad civil organizada, se debe organizar y montar una logística que permita atender preventivamente la tormenta, para evitar la tragedia de Nejapa, para ello es importante hacer un plan de evacuación urgente de familias en los lugares de alto riesgo.

“Nuestras oraciones al Señor Jesucristo para que tenga misericordia de El Salvador”