La distorsión del mercado laboral en El Salvador ha generado que sólo un 16 % de jóvenes se dedique a trabajos para los que está calificado, y más del 47 % esté empleado en tareas que no explotan su potencial, de acuerdo con un estudio de la Fundación para la Educación Superior (FES), de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN).

Esta semana, la fundación publicó su tercer libro de la serie Cuadernos FES, titulada “¿Y si termino la escuela?: un análisis de la inserción laboral de la juventud salvadoreña”, que analiza los desafíos que enfrentan los jóvenes al ingresar al mercado laboral.

Ricardo Poma, rector de la ESEN, explicó que esta investigación expone el desencuentro que existe entre las escuelas y empleadores, debido al deterioro en la calidad y pertinencia educativa, así como mercados más precarios, con un exceso de demanda laboral.

De acuerdo con la publicación más reciente, cuando los mercados laborales están desconectados de los sistemas educativos, se pueden observar dos grandes distorsiones: una, que las personas tengan más educación de la que se requiere (sobrecalificación); o dos, que carezcan de educación necesaria para desempeñarse adecuadamente (subcalificación).

En su estudio, la FES asegura que la distorsión del mercado laboral en el país ha provocado que un 36 % de jóvenes esté subcalificado para el trabajo que realiza. Esto, según Carolina Rovira, coordinadora de la FES, se traduce en términos prácticos a menores salarios, contratos desventajosos, emprendimiento por necesidad, y falta de estabilidad.

“Además, las empresas deben incurrir en costos de formación para llenar los vacíos educativos de los jóvenes que se contratan”, afirma el documento. En total, sólo un 16 % de jóvenes entre 15 y 29 años cuenta con los conocimientos y habilidades necesarias para el sector en que labora.

En promedio, un 48.7 % de hombres jóvenes cuenta con más estudios de los requeridos para la labor que desempeña, frente a un 45 % de mujeres en la misma condición. Esto responde, primordialmente, al menor acceso que tienen las jóvenes a la educación en su etapa laboral, debido a barreras impuestas por la maternidad y patrones culturales, agrega la FES.

Los sectores que presentan mayor subcalificación, es decir, que no encuentran jóvenes con el nivel educativo que requieren, están el sector eléctrico, de gas y de vapor (con un 95.7 % de no aptos); actividades financieras y de seguros (92.9 %), y las actividades profesionales y técnicas, donde casi el 90 % de jóvenes no están capacitados adecuadamente.

Sectores como agricultura y construcción, en cambio, cuentan con tasas altas de sobrecalificación, debido a jóvenes con alto grado de estudio que se dedican a ser jornaleros y albañiles, afirma el estudio.