Desde los terremotos del 2001, la zona de Los Chorros es un verdadero dolor de cabeza para los que tienen que pasar por ese tramo carretero. Basta ver los reportes de los medios de comunicación y de algunas cuentas de Twitter para darse cuenta del caótico tráfico en esos kilómetros de la vía Panamericana.

Ayer escuchábamos al ministro de Obras Públicas decir que el Gobierno planea lanzar una licitación para construir un bypass -de diez kilómetros de largo- que llevará desde el desvío de San Juan Opico, La Libertad, hasta el inicio de Sonsonate, proyecto que contribuirá a descongestionar el caos vehicular que se forma en el sector de Lourdes.

También habló de una ampliación de la Carretera Panamericana a seis carriles. Bien, son soluciones a mediano o largo plazo pero hay que resolver también el día a día. Cuando uno monitorea el tráfico de la zona de Los Chorros, usualmente la gente se queja de lo mismo: una rastra que se quedó a la orilla de la carretera, un camión que está cambiando llantas, un choque múltiple, un autobús con problemas mecánicos y así, casos similares. Lo que la División de Tránsito de la Policía Nacional Civil y el Viceministerio de Transporte deberían hacer es tener un equipo de respuesta rápida en la zona.

Si saben que un solo vehículo que se arruine o un choque leve paralizan un carril, en hora pico, es receta automática para el caos. Entonces deberían tener gestores de tránsito -no son suficientes ni eficientes los que se ven ahí- también patrullas de la PNC en horas pico y sobre todo, un par de grúas que muevan a los vehículos con desperfectos o chocados, para que se alivie el tráfico inmediatamente. La entrada de Los Chorros es la más transitada de la zona metropolitana y necesita soluciones a lo inmediato.