Parece que en las dos últimas semanas los cierres de varias sucursales de Mister Donuts es el tema más importante del país y no es para menos, una de las cadenas de restaurantes más conocida y de larga data ha sido impactada por decisiones de varias instancias gubernamentales que de forma orquestada se han apersonado a supervisar y vigilar el cumplimiento de todas las normas fiscales, laborales, de salubridad y respeto del consumidor como nunca antes se hizo en local alguno y como tampoco se ha hecho en estos días en otros locales o cadenas de restaurantes. Es importante porque no se cierran solo negocios o se perjudica una marca, no solo se aplica una ley de salud o de hacienda, se deja a muchas personas sin empleo, se pierden impuestos, se detienen ciclos productivos de varios proveedores, se estremece el sistema bancario, se establece el patrón de un ejercicio de gobierno y se ejerce el poder coercitivo que el estado tiene para que se haga respetar la ley.

Todo lo anterior, podríamos decir, debería suceder todos los días y en todos los rubros del comercio, industria, servicios etc… pero si esto sucede de forma dirigida y eventual, las alertas deben encenderse, no por ser un restaurante de alguien importante o por ser su dueño un empresario de los poderosos del país sino porque sería un primer manejo de poder institucional con fines personales que hace el nuevo gobierno.

Esto no es nuevo, los gobiernos anteriores usaron estas manijas para poner “en cintura” a adversarios y detractores, para perjudicar competidores, callar medios o por lo menos hacer ver que se está dispuesto a todo contra aquellos que tienen actitud hostil al gobernante, pero que no sea nuevo no significa que es bueno, máxime si tu oferta de gobierno es “nuevas formas de hacer las cosas” y no “más de lo mismo”.

El rey de las donas, tiene en el récord algunas situaciones complicadas relacionadas a sus empresas, al ser acusado del monopolio de las harinas, al ser dueño de los equipos de liga mayor de futbol, ser dueño de medios, ser secretario general de un partido político, etc… lo cual no justifica que todos los ministerios y entidades de control de repente le “lleguen” a sus oficinas al mismo tiempo, el mismo día y se cierren sus restaurantes sin procesos previos, sanciones previas, violaciones reiteradas, por lo menos no conocido públicamente hasta hoy.

Que haya suciedad en cocinas, falten algunos permisos, se violen reglas de seguridad ocupacional en un país donde lo que más abunda es el desorden, no es tampoco justificable, pero si comparable y deberíamos comenzar por las cocinas de nuestros hospitales públicos y escuelas en las que se alimenta a nuestros niños, la limpieza de baños en edificios públicos, chalets y ventas de comida en los Ministerios y oficinas de gobierno, etc…

Pero repito la ley debe cumplirse y es bueno establecer el principio, siempre y cuando sea para todos y de forma tal, que se busque el orden, el respeto y no el cierre y la pérdida de empleos, cuando tan difícil es para todos desarrollarse en mercados deprimidos y de baja competitividad como los nuestros.

El cierre de estos restaurantes debe ponernos a todos a pensar, como construir el futuro empresarial y la relación con el gobierno central, que si bien tiene obligaciones y poder para ejercerlas también tiene como función vital ayudar a mejorar, hacer crecer la empresarialidad, generar y facilitar la empleabilidad, mantener y fortalecer la libre competencia y facilitar el desarrollo de los ciudadanos, quizás esto último debe ser armonizado con las acciones y más cuando estas se emprenden contra quienes por sus “múltiples actividades” se convierten en detractores y críticos de la gestión gubernamental.

Las donas entonces son más importantes ahora, no solo por ser tradición de septiembre sino porque en el mes de la independencia podrían ser la primera pérdida de la tan deliciosa libertad, espero que no sea así.