No tenía fiebre, pero me sentía cansado. Arrastrándome, llegue a mi casa, después de un día intenso. Un día de aquellos en que el hospital rebalsaba de pacientes. Nos habían dicho que el Rosales no era un hospital covid, pero la emergencia era como un hervidero de hormigas, gente iba, gente venia, enfermeras corrían a recibir las ambulancias que no paraban de llegar. Eran los principios de junio, y parecía que estábamos en el pico de la epidemia. Al menos así lo veía. Entre a casa, y me tiré en el sillón. Mi esposa se me acercó inmediatamente, intuyendo que algo no estaba bien.

-¿Qué te pasa, Jorge?, me preguntó.

-No lo sé -le contesté- pero siento como que un tren me ha pasado por encima.

Días más tarde, levanté el teléfono, que no dejaba de sonar, vibrando con el himno del equipo de mis amores: como no te voy a querer…

-Hola, contesté.

-Dr. Salguero, decía una voz dulce y melodiosa al otro lado.

-¿Sí? -dije- en que la puedo servir?

-Fíjese que lo estoy llamando de la oficina de la jefatura del departamento de cirugía…

Por un momento mi cerebro se inundó con pensamientos angustiosos, tratando de recordar si había cometido algún error en algún procedimiento quirúrgico reciente, mientras aquella voz dulce continuaba

–Sus resultados del PCR fueron positivos.

- Uf, pensé, con cierto alivio, para luego caer en cuenta que soy un médico arriba de los 60 y de alto riesgo.

Al colgar, mi mirada se quedó fija en el teléfono, pensando profundamente y tratando de repasar cuidadosamente cada momento en el hospital durante las últimas dos semanas: ¿En qué momento me contagié? Hoy, 15 días después y totalmente recuperado, aun no puedo encontrar ese momento, ese descuido. No lo entiendo, eran días de mascarilla N-95 y careta cuando estaba en el hospital, solamente nos la quitábamos cuando nos reuníamos a comer o a tomar el cafecito con los colegas…

Aunque no existen, o más bien no se publican, datos oficiales sobre el número de personal de salud afectado en El Salvador -y yo no acabo de entender porque-, de acuerdo con el Movimiento de la Salud Dr. Salvador Allende y la Asociación Latinoamericana de Medicina Social, 104 profesionales de la salud han fallecido. Este dato de letalidad nos permite inferir que más de 3,000 profesionales de salud podrían haber sido infectados en el país. Los trabajadores de salud son en estos momentos de la epidemia, una de las profesiones con mayor riesgo de infección, enfermedad y muerte por el covid-19.

¿Pero qué se necesita para infectarse con el virus del covid-19?

Ampliamente documentado se sabe que lugares con aglomeraciones de gente, cerrados y donde permanecemos un tiempo mayor a 15 minutos, precisamente como un hospital o clínica, son lugares donde las condiciones de transmisión para el virus delcovid-19 son, sin medidas de protección, perfectas. Por ejemplo, un médico o enfermera, ingresa a un paciente en el cuarto de examinación, el paciente con tapabocas y el profesional de salud con tapabocas y protección ocular, y tiempo de contacto entre ambos menor a 15 minutos; esto se considera una situación de exposición mínima y muy probablemente no conductiva a transmisión.

En cambio, la misma paciente sin tapabocas, sentada a menos de dos metros, el médico y enfermera con tapabocas, pero sin protección ocular, y contacto con el paciente por más de 15 minutos; esto se considera una exposición de alto riesgo para contraer la infección. También es importante la cantidad del virus (carga viral), que el enfermo está expulsando. Un estudio en Francia, hecho por la agencia nacional francesa para la investigación y publicado por la revista científica Europea de enfermedades infecciosas (https://doi.org/10.1007/s10096-020-03913-0), encontró que cargas virales mayores a tres millones de partículas virales (CT = 34) eran infecciosas, y a medida que aumentaba el número de partículas (CT menor a 34) aumentaba la capacidad infecciosa de la enfermedad. Una persona infectada con el virus, tres días antes de presentar síntomas tiene cargas virales mayores a tres millones, por ello este virus es tan infeccioso. La protección del personal de salud no solo depende del equipo de protección adecuada, sino también de la información pertinente y el cambio de conducta necesario.