Ministro de Defensa de Guatemala, Luis Ralda, habla durante una conferencia de prensa sobre el ataque contra un grupo de militares por presuntos narcotraficantes, en el Palacio de la Cultura en la Ciudad de Guatemala. Foto: AFP.


Un grupo de supuestos narcotraficantes ejecutó a tres militares en el norte de Guatemala tras una emboscada en la que otros tres uniformados resultaron heridos, uno resultó ileso y dos están desaparecidos, informaron este miércoles fuentes de gobierno.

La emboscada ocurrió el martes en el poblado caribeño de El Estor, al noreste de la capital, mientras la unidad militar acudía a investigar el aterrizaje de una aeronave en una pista clandestina, dijo a periodistas Óscar Pérez, vocero del Ejército.

Pérez había adelantado la víspera que, luego de la emboscada, "al menos cinco" militares fueron "secuestrados" por "un grupo de presuntos narcotraficantes" y llevados a una escuela del lugar con apoyo de algunos pobladores.

El funcionario detalló que, tras la retención, tres de "los infantes de marina desarmados y heridos fueron asesinados por parte de los atacantes".

Otros cuatro militares fueron rescatados, tres de ellos heridos, mientras que dos siguen desaparecidos, agregó Pérez.

El ministro del Interior, Enrique Degenhart, dijo que se inició un operativo en la zona y advirtió que cuentan con "la facultad del protocolo de uso de la fuerza", ante la posibilidad de que vecinos se resistan a la operación policial apoyada por la fiscalía.

"Vamos a hacer todo lo que la ley nos permite para dar con los responsables" del ataque, señaló en conferencia de prensa el ministro de la Defensa Nacional, Luis Ralda, al señalar que los militares fueron "cobardemente asesinados".

La Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) en un comunicado pidió "a las autoridades correspondientes (...) investigar los hechos en el marco de su competencia y dar con los responsables".

La PDH agregó que dos pobladores resultaron heridos en los incidentes, aunque Ralda aseguró que los militares nunca dispararon.

Guatemala y el resto de Centroamérica son utilizados por cárteles internacionales que, con ayuda de capos locales, trafican droga y lavan dinero, actividades que inciden en la violencia criminal local.

Washington calcula que 90% de la cocaína que llega a Estados Unidos pasa en avionetas, lanchas y submarinos por México y Centroamérica.