Dino Safie estuvo con su banda, Totus Tuus durante el confinamiento en Jiquilisco y Chalatenango. / Cortesía Dino Safie


Dino Safie encontró otro uso de las redes sociales, hace un año, en medio del caos de los primeros días de confinamiento. El cantante del ministerio Totus Tuus reconoce que un grupo de ancianos de Operación Milagro, despertaron en él, la necesidad de denunciar las condiciones infrahumanas en las que estaban en el centro de Jiquilisco, Usulután. Pero resalta la resiliencia de la gente y sobre todo la solidaridad del salvadoreño.

Safie y su banda regresaban de una gira por México y Guatemala cuando fueron enviados al centro de contención. Tardaron 11 horas desde la frontera hasta Usulután. “Nosotros en cada gasolinera, sin mascarilla, íbamos parando. Y si nos estaban llevando a un centro de contención para contener el virus que traíamos dis que todos, nos bajaron en todas las gasolineras, todos a comprar, al baño y todos sin mascarilla, desde ahí había una falta de coordinación enorme”, recuerda.

Destaca que al llegar eran unas 60 personas y un solo médico, el doctor Vega, le tocó manejar a todas las personas que llegaban al centro de contención “histéricas”.

Los ancianitos de la operación Milagro fueron el punto de inflexión para Safie.


El primer día no había comida, usó las publicaciones de su instagram para denunciar y la empresa privada se volcó a ayudar. “Yo nunca me imaginé que nos íbamos a poner en el ojo público de esa manera, porque yo estaba denunciando, pero para mis redes sociales”, relata.

Su teléfono se quemó y cuando le enviaron uno nuevo, descubre que sus post e historias tenían más de 275,000 vistas. “Entonces yo dije: en qué problema me acabo de meter”.

A Safie también lo trasladaron de centro hacia Chalatenango, ahí enfermó junto a su banda, tuvieron los síntomas del virus, pero la respuesta de la prueba nunca llegó.

El doctor Vega atendió solo a todos los connacionales que llegaron a Jiquilisco.


“La falta más grande de parte de los encargados fue la falta de información, eso hizo que las cosas fueran peores, más difíciles, porque esta falta de información, estás en incertidumbre”, reflexiona.

En Chalatenago se volvió una especie de “call center de quejas” y asegura tuvo la oportunidad de cambiar realidades desde su celular.

“Para mi es la lección más importante es que aunque pensemos diferente nos une la sangre del salvadoreño. Un año después podemos ver que tenemos un país bastante resiliente”, afirma Safie.