El presidente de la Federación Salvadoreña de Tenis, Rafael Arévalo, durante una conferencia de prensa. / Omar Gutiérrez


“En ese momento había dos vías, una era renunciar porque los problemas económicos eran enormes o rescatar el tenis”, expresó el presidente de la Federación Salvadoreña de de Tenis (FST), Rafael Arévalo, tras la decisión de asumir el cargo de una institución con un momento complicado.

Después de una amplia y exitosa carrera como tenista profesional, ‘Rafa’ llegó a la FST y al tomar su cargo se entera que “los ingresos que se tenían eran muy por debajo de los costos que sostienen a la federación, había un acumulado de $90 mil, es decir, tres meses que se les había dejado pagar a las personas que trabajaban en la federación, además había una deuda que ascendía a $150 mil”.

Arévalo, tras visualizar un panorama desalentador, aún más por las competencias venideras, decidió rescatar el tenis con decisiones trascendentales. “Lo que me tocó hacer fue hipotecar una propiedad familiar y hacer un préstamo a la federación porque ninguna de las federaciones querían prestar dinero porque estaban en bancarrota; entonces, presté ese dinero con una garantía familiar y con eso pude poner al día al menos con una parte a los empleados”.

Tras esas decisiones, “Rafa” realizó ciertos cambios para ayudar al avance de la FST, uno de ellos era reconstruir las canchas de tenis porque no se les habían dado mantenimiento luego de 22 años. También enfocarse en el 70 % en los atletas, y no en la parte administrativa, con el objetivo de atraer las academias y clubes que a esas alturas habían desaparecido.

Además, Arévalo dijo que cambió los reglamentos que antes establecían que la comisión técnica decidía qué tenistas representarían al país en los eventos internacionales. Hoy es el mejor tenista por ránking el que asume el papel.

“En 2002 se hizo una eliminatorio y había un entrenador argentino en esa época. Le gané a todos los jugadores mayores y, ahí estaban activos Miguel Merz, Manuel Tejada, José Baires; yo tenía 15 años, pero el técnico se dio el lujo de decir: ‘esa eliminatoria no vale’, entonces repitieron la repitieron, entonces la volví a hacer y quedé en segundo lugar porque no hubo opción”.

Ahora, con todos los cambios realizados, la FST ha logrado evitar caer en impagos, los jugadores no pagan una membresía por inscribirse en la federación y se busca un tenis profesional sólido.