Las primeras monedas que circularon en las comunidades que conformaron al Reino de Guatemala fueron acuñadas en España. El Banco de Guatemala (Banguat) reseña que 1543 se fundó la primera Casa de Fundición de metales con el objeto de legalizarlos y aplicar el cobro del “Quinto Real”.


Esto dio paso al uso de monedas metálicas importadas, principalmente de casas de moneda ya establecidas en el continente americano como México, Lima (Perú) y Potosí (Bolivia).


Casi 200 años después, en 1731, se fundó la primera Casa de la Moneda en Guatemala. “Luego de años de trámite ante la Corona Española, finalmente el rey Felipe V autoriza la fundación de la Casa de Moneda de Guatemala mediante Cédula Real del 17 de enero de 1731, empezando la acuñación de monedas en 1733 con la identificación de la ceca de Guatemala ‘G’, que cambió a ‘NG’ con el traslado de la ciudad al valle de la Ermita en 1776. La nueva Casa de Moneda continuó acuñando piezas, con las características de las monedas españolas hasta el fin de la época colonial”, detalla el Banguat.




Se negociaba con lo que caía en la mano (...) cada cierto tiempo La Gaceta publicaba una tabla: ‘por hoy asi están las equivalencias’. Poca gente tenia acceso o podía leer, no era una cosa fácil”. Carlos Gregorio López Bernal, historiador, docente e investigador de la Universidad de El Salvador.



Según datos del Banco Central de Reserva de El Salvador (BCR), pese a contar con un emisor, las monedas más usadas durante la colonia fueron los llamados “macacos” o “morlacos”.


“Estas eran piezas de plata de forma irregular, hechas en Perú o México, que se cortaban con tenaza y tenían grabadas las columnas de Hércules con la inscripción ‘Plus Ultra’”, reseña el BCR. La entidad destaca que estas eran aceptadas en grandes cantidades por su peso en metal más que por su valor nominal.




La gente, como no existía moneda fraccionaria, cortaba las monedas en cuartillos, hasta las uñitas, y con eso compraba. Esos eran los ‘satoshis’ de la época. Tener dinero en efecto no era del todo el mundo se daba el trueque”. Carlos Cañas Dinarte, historiador e investigador salvadoreño radicado en Barcelona, España.



Sin embargo, asegurar que todas las transacciones se daban con ellas es incierto. Intendencias como la de San Salvador eran principalmente pobres y, pese a tener un monocultivo importante, las comunidades agrícolas eran de subsistencia.


El historiador Carlos Gregorio López Bernal lo resume así: “se negociaba con lo que caía en la mano” y esto habría paso, en algunos niveles, al uso de monedas incluso inglesas.


Explica que hay registros de que incluso circulaban otras más. Destaca un caso de un juicio consignado en el Archivo General de Guatemala por el robo de un reloj. El acusado se defiende de los señalamientos y dice que él había pagado por el reloj.


López Bernal explica que este alegaba la adquisición legítima tras el pago con una mezcla de valores que incluyen una parte en oro de “onza de muñecas”, otra en soles, en pesos (posiblemente de la colonia) y finalmente con águilas que se estima podrían ser monedas mexicanas o estadounidenses, que aunque no fuera la norma dan una idea de la capacidad de circulación de divisas en esa época.