El presidente de Estados Unidos está afrontando la posibilidad de un juicio político -impeachment- por parte del Congreso que ya está haciendo audiencias para determinar esa posibilidad.

Más allá de la batalla política polarizante que provoca una situación como ésta, Trump está en el “banquillo” por abuso de poder. Las audiencias buscan determinar si Trump usó la política exterior para su beneficio personal al condicionar la ayuda a un gobierno extranjero a una investigación al hijo de un rival político, el precandidato demócrata, Joseph Biden, quien fue vicepresidente de Barack Obama y aparece bien posicionado para disputarle la reelección en 2020.

Trump, por supuesto, considera una “farsa” la investigación que lleva adelante la Cámara de Representantes, controlada por la oposición demócrata, pero los primeros testimonios demuestran que hay mucha tela que cortar.

Trump puede convertirse en el tercer presidente estadounidense en ser sometido a un juicio político, después de Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1998. Ninguno de los dos fueron destituidos, y es poco probable que Trump lo sea, puesto que para esto necesitaría ser condenado por el Senado, donde los republicanos -su partido- tienen mayoría, pero el abuso de poder está en cuestionamiento.