A una semana de las lecciones del 28 de febrero, la pandemia sigue dominando el escenario, mientras el régimen carece de planes o plazos para vacunar e inmunizar a la población. En esta escena la pandemia avanza campante, fuertemente escoltada por una profunda crisis económica y social, una incontrolable criminalidad que consolida sus territorios en dantesca competencia entre las cifras de desaparecidos, asesinados y extorsión. La corrupción y el abuso de recursos del Estado con fines electorales crecen como cáncer que corroe al gobierno; mientras Bukele se prevale del cargo, desequilibrando las condiciones más elementales de competencia electoral, transmite odio y confrontación dividiendo a la sociedad, gestando más violencia política y electoral.

Ante una crisis sanitaria fuera de control, cualquier posibilidad de reactivación económica y productiva esta aplazada. Todavía es urgente una mesa de coordinación interinstitucional entre autoridades de salud, seguridad pública y el TSE sobre bioseguridad para reforzar la efectividad en la aplicación de los protocolos, especialmente en equipamiento, materiales para el control y desinfección al ingreso en los centros de votación.

También hay que tener en cuenta la periferia de los centros de votación, que son áreas en las que se dan concentraciones humanas fuera del control de las autoridades electorales, por lo que resulta muy importante que las autoridades de tránsito bloqueen y despejen la circulación y estacionamiento de vehículos, ordenando accesos para manejar el flujo de electores de manera ordena y segura.

Diferentes mediciones de opinión indican una pérdida de credibilidad sobre el TSE. Al origen de esta caída contribuye la falta de cohesión, dispersión y liderazgo dentro del Organismo Colegiado, situación que se agrava por los constantes e infundados ataques de Bukele y su partido alegando un presunto fraude electoral. Son los partidos de oposición quienes usualmente esgrimen esta denuncia, pero en todo caso es un descabellado e irresponsable discurso gubernamental que debilita la institucionalidad electoral con la finalidad de (matar su chucho a tiempo) justificar la imposibilidad de obtener los 62 escaños que Bukele y su partido han jurado obtener; para ellos todo lo que esté por debajo de esa fantasía será debido a un “fraude”.

El TSE atinadamente arriesgó invertir en tecnología apropiada para cada JRV (8,451), distribuidas en 1595 centros de votación, en las que participan más de 84,500 personas, esta tecnología es para el procesamiento del escrutinio preliminar y transmisión de resultados, con el objeto de acortar los tiempos del proceso, mejorar la precisión y calidad del conteo de votos. Esto ha exigido la realización de pruebas que permitan calibrar el desplazamiento y distribución de esta logística, corroborar las destrezas y pruebas de operación de estos equipos.

En estos procesos de prueba es usual que ocurran contratiempos y fallas, para eso son para detectar y corregir. Hace ratos opiné sobre la pertinencia de contratar un técnico eventual que asista a cada JRV, evitando fallas por falta de experticia y garantizando el éxito de la tecnología. Los recursos podían haberse al reducir los integrantes de la JRV de cinco a tres integrantes, tal como opera en otros países.

Nuestro sistema electoral se caracteriza por la desconfianza de los actores, la seguridad está garantizada por un complejo sistema de contrapesos institucionales, en los que además del TSE, contribuyen la FGR, la Sala de lo Constitucional y la meticulosa vigilancia de los partidos en contienda. Además, siempre debe estar abierto a los mecanismos de observación nacional e internacional, así como al riguroso escrutinio de los medios de comunicación, universidades y ONG afines al tema; sobre todo, por la complejidad del voto “cruzado” que, por su dificultad, causa extrañeza en la comunidad electoral.

La falta de equidad en las condiciones de competencia electoral incluye graves eventos ocurridos durante esta campaña como el asesinato de militantes del FMLN o la violencia política contra las mujeres. Sobre este flagelo fue sentado un robusto precedente por la aplicación de medidas cautelares ordenadas por la Sala de lo Constitucional, que por primera vez interviene en un caso de control sobre la honradez notoria. En México fue aprobada recientemente una medida para publicar la lista de todas aquellas personas condenadas por expresiones de violencia de género.

Mucho queda por hacer y para ello hacen hombres y mujeres valientes, capaces de enfrentar sin temor al poder. Usted haga su parte, vote.