María Eugenia Brizuela se desempeña como directora de Junta Directiva de Banco Davivienda en el país.


En 1999 El Salvador tuvo a una de las primeras nueve mujeres que fungieron como ministras de Relaciones Exteriores en el mundo. Su nombre es María Eugenia Brizuela de Ávila, una fémina sencilla en su trato, que con tesón y visión de superación logró estudiar lo que quería, hacerse cargo de los negocios de su familia, convertirse en canciller de la República y ser reconocida más tarde como una mujer pionera en ocupar cargos altos al interior de un banco y una aseguradora.

Mayu, como le gusta que le digan, estudió en la Escuela Americana, de donde por poco se gradúa como la segunda de su clase, solo por su naturaleza de mujer. A sus 17 años y por decisión de su padre viajó a Europa para estudiar en la universidad La Sorbona y en la Universidad de Ginebra, un año y medio después tomó el control de su vida, le llamó a su progenitor y le informó que deseaba regresar a El Salvador para estudiar licenciatura en Jurisprudencia.

Sin el apoyo de su padre, Mayu se inscribió en la Universidad de El Salvador (UES) y comenzó a estudiar lo que deseaba. Tras el cierre de la Alma Mater -por el conflicto armado- culminó su carrera en la Universidad Dr. José Matías Delgado. Ya casada con Ricardo Ávila.

“Me gradué de abogado y fui la primera en sacar el examen de notariado”, recordó.

“Mi papá se dio cuenta que yo realmente quería algo y él cambió, yo eso reconozco y agradezco tanto a mi papá, de que él me supo acompañar de ahí en adelante”, señaló. Al desa­tarse la guerra, su progenitor se fue del país y la dejó a cargo de los negocios familiares: una funeraria, fincas de café y salineras. Experiencia que la motivó a sacar luego una maestría en el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (Incae). Después tuvo la oportunidad de ingresar como accionista al Banco Salvadoreño y luego fundó una compañía de seguros.

En 1998 es llamada por el entonces presidente electo, Francisco Flores, para coordinar al equipo técnico que redactaría el programa de gobierno Nueva Alianza. Posteriormente, el exmandatario la convence para ser ministra de Relaciones Exteriores, un cargo que le permitió solicitar el Estatus de Protección Temporal (TPS) para los salvadoreños en Estados Unidos e iniciar y firmar Tratados de Libre Comercio (TLC) con Chile, México y EE.UU.

Al término de su gestión, en 2004, es llamada para trabajar en el banco, es así como se convierte en la primera mujer presidenta de la Junta Directiva de Banco Salvadoreño, mismo que logra integrar con toda la red en Centroamérica y posteriormente fue vendido a HSBC, donde tuvo la oportunidad de ser la primera Directora Regional de Sustentabilidad Corporativa de HSBC para América Latina.

En su búsqueda por hacer algo más, Mayu también ha trabajado con oenegés, donde ha aceptado cargos de juntas directivas y direcciones como en Plan Internacional, Voces Vitales y Junior Achievement. Al ver su recorrido, considera que lo más importante es encontrar el balance, porque como mujer tuvo el reto de desarrollarse como madre, empresaria y diplomática. Tras moverse en diferentes áreas y cargos, consideró que sigue habiendo desigualdad, pero una desigualdad de oportunidades que impide a las mujeres capacitarse y, por ende, destacarse menos, a pesar de todas sus capacidades.





Como canciller
Aportó a la modernización del servicio de notariado en los consulados salvadoreños y lideró el trabajo de la demarcación limítrofe entre El Salvador y Honduras.