Armando Flores, director de Aduanas. / Jorge López


La unión aduanera del Triángulo Norte, que ya cuenta con su primer puesto fronterizo integrado en El Salvador, demandará una mayor inversión para la remodelación de infraestructura y sistemas informáticos en todas las fronteras salvadoreñas, advirtió la Dirección General de Aduanas (DGA).

Para la primera fase de adecuación del puesto fronterizo integrado de El Poy, donde laborarán autoridades de El Salvador, Guatemala y Honduras, la DGA invirtió $1.3 millones, dijo su titular, Armando Flores.

Entre las obras realizadas, explicó, están la construcción de dos domos con sistema neumático, una especie de autobanco para el traslado de documentos que permitirá a los transportistas hacer un chequeo en menos de 15 minutos. Además, se instalaron casetas para atención de mercancías, ampliación de carriles, reparación de techos, oficinas y otros.

Sin embargo, “esta es solo la primera fase de todo lo que hay que hacer en El Poy”, dijo Flores, cuya nave principal tiene más de 50 años y necesitará un diseño moderno que permita optimizar la importación y exportación, añadió.

El Salvador ya cuenta con respaldo financiero para la remodelación de otros dos puestos fronterizos, a través de Fomilenio II, que invertirá $40 millones en las fronteras de El Amatillo y Anguiatú.

El Poy, aseguró, “está habilitado para operar con eficiencia”, pero necesitará mejoras como la construcción del Centro de Control Migratorio hondureño, pavimentación, muro perimetral, muro de contención, cambio de pisos, entre otros.

Por el momento, El Poy será el único punto habilitado para operar como parte de la unión aduanera del Triángulo Norte, debido a que los proyectos de Fomilenio II estarán listos hasta 2020, cuando concluya el convenio con su principal donante.