Las vacaciones de Semana Santa nos han dejado otra vez una cantidad alarmante de accidentes de tránsito, fallecidos y lesionados, así como personas arrestadas por manejar bajo los efectos del alcohol o drogas.

Hace meses duermen en las gavetas de los diputados de la Asamblea Legislativa una serie de reformas que promueve el Viceministerio de Transporte y la Policía Nacional Civil para fortalecer las leyes de tránsito, endurecer las multas y ordenar de alguna medida el caos de nuestro parque vehicular.

El poderoso lobby de los buseros y microbuseros ha sido un muro contra esas reformas pero los diputados deben ver realmente los intereses de las mayorías y no los de los transportistas. Gran parte de esas reformas propuestas son urgentes y otras más. Es necesario un inspección rigurosa sobre el estado mecánico de los vehículos, de una manera técnica, para que puedan renovar su permiso de circulación.

Además, es inconcebible que sigan permitiéndose conductores sin licencia o que acumulen miles de dólares en multas y sigan circulando impunemente, algunas veces manejando unidades del transporte público con la mayor desfachatez e irresponsabilidad, tanto de los dueños como de los motoristas.

Urgen esas reformas sino queremos seguir contando tragedias como las que hemos visto estos días.